No retorno

16 1 0
                                    

No hay trenes de retorno, la vida sólo me dice «adiós» con una sonrisa alegre.
Veo mi vida pasar, y no, no es mentira—puedes ver tus recuerdos mientras la vida se aleja de ti.
Se siente cálida la brisa de la muerte, se siente acogedora para mi gusto.
Siento cómo el aire deja de ser algo vital; siento que mi cabeza deja de pensar.

Mis piernas dejan de luchar.
Mis dedos dejan de moverse.
Sólo siento paz, una paz extraña pero linda.

Mi cadera, aquella cadera que alguna vez usé para bailar, deja de moverse.
Mi estómago, aquel estómago que siempre tenía hambre, deja de rugir.
Mi pecho, aquel pecho que usé para defenderme de muchas peleas, deja de funcionar.
Mi cuello, aquel cuello que usé para recibir besos y caricias, me hace sentir un nudo—no puedo respirar.
Ya no siento la brisa, mi piel deja de ser sensible—estoy muriendo.
Mi boca, aquella boca que solía usar para besar, da su último suspiro.
Mi nariz, aquella nariz que usé muchas veces para oler, deja de percibir el aroma de la vida.
Mis ojos, aquellos ojos que usé para ver maravillas, comienzan a ver todo negro.

Todo se escapa de mi entendimiento.
Puedo explicar lo qué siento, pero, ¿de qué serviría si nadie lo sentiría?

La vida es compleja y simple, depende de cómo la veas.

Al dar mi último suspiro puedo notar que aquella risa que yo solía tener ya no está, mis músculos no funcionan y sólo estoy atrapado en este cuerpo.
Hago el esfuerzo de salir.
No hay necesidad de salir de momento, pero debo salir antes de que se pudra mi cuerpo.

Veo algo. Siento algo.
Mi corazón sigue latiendo, aunque es muy leve y no sería fácil de notar.
Veo a alguien, «Ayuda por favor, ayuda...», puedo notar que mi voz no está; mi mente grita, pero, ¿de qué sirve intentar gritar si nadie me escuchará?

Puedo escuchar a alguien caminar pero no puedo decirle nada.
Mi cerebro se nubla, no siento mis neuronas trabajar.

¿Así se siente morir en verdad?

No veo la luz al final del túnel, me han mentido toda mi vida.
No veo una mano amiga, la religión me ha mentido.
No veo un botón para volver atrás, la ciencia me ha mentido.
No veo nada pero todavía sigo con vida.

¿Acaso la muerte es el final de todo?

No lo sé con certeza, sólo sé que desconozco la verdad.
Una luz, muy brillante sale de mi pecho, siento que algo ma arrastra hacia un lugar extraño. No es Dios, ni alguna divinidad conocida. Tampoco es el universo en sí.

Sigo con la duda, ¿estoy con la muerte o con la vida?
Siento que puedo respirar otra vez, siento que mis pensares vuelven a ser los mismos.

¡Joder¡ Estoy vivo otra vez.

El aire se siente bien; puedo sonreír otra vez.

Bueno, no sé qué es la muerte, pero debo decir que la muerte es mejor que la misma vida. Me siento vivo, pero, no puedo ver nada; no puedo hablar.

Lo único malo es que no hay trenes de retorno, estoy atrapado en un lugar desconocido, con un ser extraño que me da paz. 

Una GotitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora