Mi querida, y amable, alegría.
Hoy te he extrañando bastante.
Estuve pensando en ti, porque no te sentía—todavía no te siento.
Pensé que estarías por mucho tiempo conmigo, pero me percaté que no es así—nunca iba a ser así.
Miré el espejo y vi a la melancolía.
Sentí una calidez extraña, y vi destellos en mis ojos.
Pero no fue por felicidad, fue por tristeza que mis ojos lloraron—sollozaron sin parar porque te extraño.
Querida alegría.
Gracias por tu compañía, y por hacer que mis días sean coloridos—llenos de razones para vivir y reír.Y aunque no estás, debo admitir que te extraño, pero quizá soy egoísta—te extraño porque no te tengo.
Atentamente, una persona en melancolía, con esperanza de que vuelvas con más alegría.
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Una Gotita
PuisiNo hay necesidad de una descripción cuando hablamos de poesía. Ódiame con intensión, pero recuerda, eso no es valentía. Por cada lagrima salida de ti, puedo darte miles razones para verte sonreír.