23. Cruda realidad

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"El tren con dirección a Sheffield sale en quince minutos, los pasajeros pueden abordar"

La voz del parlante me despertó de mi bloqueo mental.

Está hecho, me vuelvo a casa.

Decido encender mi celular para contactar a Juli, probablemente ya esté preocupada, porque hablamos todo el día. Le pediré que me vaya a buscar a la estación de trenes, no pienso tomar transporte público, no en estas condiciones.

Esperé a que se prendiera e inmediatamente aparecieron mensajes no leídos de ella, simplemente le puse "en 3 horas llegó a Sheffield ¿puedes ir por mi? Luego te explico".

Subí al tren y lo primero que hice fue acurrucarme contra la ventana y cerrar los ojos. Siento picazón en la nariz y el pecho apretado, pero me niego a volver a llorar.

El transporte empieza a andar y una señora con un bebé se sientan a mi lado, el pequeño me saluda con su manito y yo hago lo mismo. Como me gustaría volver a ser un bebé, odio la vida adulta, mejor dicho odio mi puta vida.

Sí, me volví dependiente de Alex y no es algo nuevo, lo fui con Louis y con mis parejas de adolescente. Creo que mis problemas con mis padres han afectado en mí y es por eso que cada vez qué pasa algo así, me siento como la misma mierda.

El viaje pasó lentísimo, sólo miraba la ventana y me perdí en mis pensamientos. Agarro mis pertenencias y me dirijo a la salida, camino rápido chocando con algunas personas que se molestan y diviso a mis amigos. Juliette y Jacob se acercan y me miran preocupados, sin pensarlo me aferro a los brazos de Juli y lloro.

—Cariño... ¿Qué ha pasado?— corre un mechón de cabello de mi cara y besa mi cabeza, siento la mirada mi amigo y también me abraza por encima.

—S-se... Acabó— sollozo y me reincorporo—. Vamos al auto, ahí les cuento.

Asienten rápido y nos encaminamos al pequeño Audi. Jacob toma mi equipaje y lo guarda en el maletero, una vez los tres adentro, exploto y cuento cada detalle...

—Amiga... Ven aquí— Juli se cambió a los asientos de atrás y me fue abrazar—. Ese hijo de puta se las verá conmigo, lamento todo, perdón por haberte presionado de alguna forma en que aceptaras a ir a la otra punta del mundo con ese idiota.

—No digas eso, tú no tienes nada de culpa— la miro a los ojos—. Ya fue, volvamos a casa por favor.

Ni tu te crees eso Sophia ¿Qué es ese "ya fue"?

En el camino Jacob se aseguraba mirar por el espejo retrovisor si me encontraba bien y yo solo asentía, puso la radio y le subió a la música. Él sabe que de alguna manera tener la música más fuerte "calma" por así decir mis pensamientos.

—Gracias amigos, los amo— me despido de ellos una vez que llego a mi piso, Juli me mira con desaprobación.

—No te voy a dejar acá sola— dice firme.

—Sólo dormiré, no te preocupes— digo tranquila y ella niega.

—No lo sé... ¿Qué dices amor?— mira a su novio y éste se rasca la nuca.

—¿Prometes no hacer nada malo?— me pregunta y cambia su semblante a uno serio. Odio/ amo que estén tan pendientes de mí.

—Lo prometo, de verdad gracias. Los amo— nos volvemos a despedir y cierro la puerta.

Suspiro y camino rápido a mi habitación, lo único que necesito es dormir y no despertar más.

Desperté completamente desorientada, tomo mi celular y son las diez de la noche.

Crying Lightning (Alex Turner)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora