—¡Sophia, siempre es lo mismo! Llegas tarde y apestando a alcohol. Dudo que solo seas barwoman, mas diría que eres una puta, entre tanto hombre—exclama furioso, Louis, mi novio.
—¡Suficiente! Por si no sabías trabajo en un maldito bar, para poder pagar mis estudios. No es mi culpa, no ser una malcriada como tú, que le dan todo en bandeja y gratis. Louis, nunca has hecho nada en tu vida, por cuenta propia —respondo enojada y elevando mi tono de voz, no permitiré que me falte el respeto. No es primera vez que esto sucede.
Exhausta camino rápidamente a la puerta principal, y salgo de la casa de mi supuesto novio. Sin embargo, hay una tormenta eléctrica, con relámpagos y truenos. Sin más, debido a la impotencia del momento, recorro las calles de Sheffield a toda prisa, con el ceño fruncido y soltando groserías.
Recorro algunas cuadras y al llegar a una de las más transitadas. Ingreso a un edificio grande —mi lugar de trabajo— trabajo desde que comencé la universidad, es decir, hace cuatro años. El dueño del "Yates Sheffield", es mi amigo, por lo cual me consiguió el trabajo.
Específicamente, esta noche no iré a laborar. Iré a curar mis penas con alcohol. Mala idea, lo sé.
Siempre discutimos con Luis este último tiempo, ya es parte de la rutina.
Me incorporo a la barra, necesito shots de vodka, mis favoritos. Saludo a mi compañero de trabajo y éste, entrega mi trago.
Al rededor de media hora, me aburrí del vodka y pedí cerveza, una bien helada. Saco mi cajetilla de cigarrillos y enciendo uno. De la nada siento como alguien me golpea —suavemente— el hombro.
—Hola, disculpa la molestia ¿Me convidarías, fuego? Por favor —dice un hombre de aproximadamente veintiséis, estatura mediana, y muy atractivo. Viste una chaqueta de cuero negra.
—Claro —acerco mi encendedor y enciendo su cigarro, Marlboro, el hombre sabe fumar. Al hacerlo, nuestras miradas se cruzan.
—Gracias, querida.
Asiento y vuelvo a lo mío; beber y fumar. Nada sano, pero es lo que hay.
El desconocido, toma asiento a mi lado y le pide al barman una margarita.
—Una margarita, por favor. No, mejor que sean dos.
El barman, le hace entrega de sus bebidas. Y el tipo, extiende una de ellas hacia mí.
—Disfruta, es para ti.
—No gracias, no te conozco —sé perfectamente, que el trago, no tiene ninguna sustancia extraña, ya que vi cómo se lo preparaban. Simplemente, decidí no aceptar.
—Alex Turner —da una calada al cigarrillo.
—Sophia Harrison.
—Genial, como George Harrison.
—Exacto, sólo gente con buen gusto musical, me lo ha dicho.
—¿Qué escuchas?.
—Me gusta el rock en general, pero si me preguntas mi top tres de géneros serían; el grunge, metal y punk. Y tú, ¿qué escuchas?
—Rock clásico y alternativo.
—Ooh, los había olvidado mencionar —sonrío.
—Descuida... y bueno Sophia, ¿qué te trae por acá? ¿Estás acompañada?
Ojalá, pensé.
No estaba segura de revelar, aquella información, pero Alex me aspira confianza.
—Estoy sola.
—Yo igual —bebe la margarita— Oh, vamos. Ahora nos conocemos, tómala.
—De acuerdo —tomo la margarita y doy unos sorbos.
Se genera un silencio entre ambos, menos mal, sonaba de fondo The Clash.
El barman nos ofreció unos tipos de maní. Decido comer uno y al querer agarrar, mi mano roza con la de Alex. Ambos, nerviosamente la quitamos. Empecé a entablar de nuevo una conversación con el sujeto llamado Alex.
—¿Vives cerca?
—Un poco. Más específico, cerca de High Green.
—Solía vivir allá —respondo.
—Interesante. ¿Cuántos años tienes? No te ofendas, pero yo si soy quien hace los tragos, te pediría identificación.
—Jaja, siempre lo hacen. Tengo veintiuno... ¿y tú?
—Veintiséis años. Eres joven todavía, yo en cuatro años llego a los treinta —reímos.
Oh no, su sonrisa. Es muy hermosa, no puedo creer que esté encontrando atractivo a un hombre que recién "conozco". Maldición Sophia.
Pasamos la madrugada hablando de cosas sin sentido, el alcohol hizo efecto. Luego de pedir tequila. Aún así, mi resistencia es muy buena.
—Linda, la pasé muy bien. Espero vernos de nuevo — se para del asiento y deja al lado de mi mano un cigarrillo y se va misteriosamente.
Lo tomo y veo que tiene escrito en el un número de teléfono.
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Crying Lightning (Alex Turner)
Fiksi Penggemar«¡Basta! ¡Esta relación es una pérdida de tiempo! No sé porqué no comprendes, me tienes aburrido, tú y tu amiguito. Y odio ese pequeño juego que habías llamado "Crying Lightning"» En ese momento, me di cuenta que la relación que había formado, se ha...