12. Vacaciones

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Finalmente estoy de vacaciones, no más profesores amargados, ni compañeros chillones. Tengo exactamente tres meses para no hacer nada. Lo mejor de todo es que tengo ahorros y quizás me pueda dar un gusto.

—Adiós, chicos— me despido de mis amigos de la universidad.

Emprendo marcha para poder tomar el transporte público. Bajo en la esquina de mi cuadra y camino a mi edificio.

Tomo el ascensor y entro por fin. Como ya está haciendo algo de calor, me desvisto quedando en ropa interior.

Me preparo un sándwich y charlo con mis amigas por nuestro grupo.

No sé en qué momento me dormí, pero me despierta el molesto celular. No me fijo quién es, simplemente contesto.

Diga— bostezo.

Oh, perdón. No quise interrumpir tu siesta— ríe al otro lado de la línea Alex.

Desde aquel fin de semana en la playa, no nos hemos vuelto a ver ni hablar, o sea si, pero por chat.

No pasa nada— me incorporo y abanico con mis manos, hace mucho calor.

¿Haces algo hoy a la noche?— pregunta.

Eeh, no nada— digo dubitativa, no sé qué planea.

Perfecto, paso por ti en una hora— corta la llamada y quedó petrificada.

¡¿Una hora?! Eso no es el tiempo suficiente para arreglarme y estar como la gente. Pego un salto y voy directamente a abrir el agua de la ducha.

Hago lo de siempre y para finalizar me pongo crema para estar suavecita, odio sentirme seca. Miro por el espejo y necesito urgentemente volver a teñir mi cabellera, hace un mes aproximadamente me teñí con con color violeta-rosado. Y ya se ha desgastado.

Paso al vestidor y saco toda la ropa. Nunca sé qué ponerme en situaciones así, siempre necesito un poco de anticipación para planear el outfit, pero se ve que hoy no es el caso.

Dudo si en ponerme lencería, luego de meditarlo un poco, opto por un conjunto de encaje rojo. Lo había comprado para estrenarlo con el innombrable.

Elijo un vestido negro, medias largas y botines de la misma tonalidad. Agrego algunos accesorios y procedo a maquillarme.

Visto a que hace mucho calor, no seco mi pelo y me lo amarro en un desorganizado moño. Reviso la hora y debería estar por llegar Alex.

Cierro las ventanas, estoy en un piso seis. Pero nunca está demás desconfiar.

Llama el de recepción y me informa que me esperan. Rápidamente tomo mi bolso y bajo.

Se abren las puertas del ascensor y distingo a Alexander con lentes de sol. Me acerco y dejo un beso en su mejilla.

—Hola querida. Luces muy bien— me ruborizo.

—Gracias, tu igual— y no miento esos pantalones rectos le quedan 10/10.

Caminamos a su auto y me explica que tiene reserva para un restaurante. Yo quedé en shock, no me lo esperaba.

Abre la puerta del copiloto por mí y le sonrío como agradecimiento. Mientras manejaba hablamos de los que habíamos hecho estos días.

Llegamos a un lugar muy bonito, había oído hablar de este restaurante. Ingresamos y una mujer de mediana edad nos acomoda.

—Gracias por invitarme, no era necesario— agradezco.

—Hay que celebrar, ya estas de vacaciones— sonríe con ternura. Lo miró sorprendida, es increíble que se haya acordado.

—¡Lo recordaste! Wow que buena memoria, gracias de nuevo.

Crying Lightning (Alex Turner)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora