3. Given to fly

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El paso del tiempo pareció no importunar a nuestra querida pareja, quienes conversaban cada vez más entusiasmados, descubriendo el sinfín de cosas que tenían en común

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El paso del tiempo pareció no importunar a nuestra querida pareja, quienes conversaban cada vez más entusiasmados, descubriendo el sinfín de cosas que tenían en común. Sin embargo, fueron interrumpidos por la camarera, quien les indicaba amablemente que el café ya debía cerrar; fue ahí que se percataron de que ellos eran los únicos comensales dentro del local que ya se hallaba vacío.

Los observé detenidamente, su trato hostil había cambiado a uno más amigable. Al fin se habían dado cuenta de que eran más similares de lo que creían. A lo largo de mi existencia, he observado a un sinfín de humanos encontrando su otra mitad, algunos lo hacen de manera romántica y otros como una hermosa amistad que perdura con los años; ambas formas están bien, pero, ahora me intriga saber qué camino tomará este par.

Son casi las diez, y como he escuchado que dicen por ahí: "La noche es joven". Una frase bastante acertada pues yo no envejezco, solo termino para unos, mientras para otros apenas inicio, en un ciclo sin fin de eterna existencia... pero ya basta de hablar de esto, que de mí ya se ha hablado mucho y por mucho tiempo, mejor volvamos a ver hacia donde se dirigen Kai y Ronnie.

—Es la primera vez que me echan de un lugar sin merecerlo. —Dijo él, mientras caminaba despreocupado por la acera. Con sus botas pateaba un pequeño pedrusco que se cruzó en su camino.

—Empiezo a creer que no tienes una gran vida social. —Respondió ella con desgano.

—¿Y tú sí? —Preguntó con un tono de reproche.

—No. De hecho, no suelen invitarme a muchas fiestas. Y a la última a la que me invitaron, fue porque no les quedaba de otra si era mi cumpleaños, y necesitaban un motivo para celebrar. Aunque la terminé arruinando por completo. —Recordó con tristeza.

—¿Y sí querías esa celebración?

—No realmente, odio las fiestas. Son demasiado ruidosas.

—¿Y cómo te hubiera gustado celebrarlo entonces?

—Mmmm. —Pensó por un momento, repasando diferentes opciones. —Yendo a la feria. —Dijo al fin con una sonrisa nostálgica.

—¿La feria? ¿Estás hablando en serio? —En su ceño fruncido se podía leer la desaprobación.

—Sí. ¿Qué tiene de malo? —Cuestionó con genuina sorpresa.

—Son lugares demasiado brillantes, con gente amontonándose por todos lados, gritos, vómitos, comida grasienta y asquerosa, y música que parece sacada de un juego de terror de bajo presupuesto. —Dijo asqueado.

—Ok, lo confirmo, no eres una persona social. —Dijo la muchacha, a lo que él sólo respondió entornando los ojos. —Además, no piso uno de esos lugares desde que era niña, siempre les pedía a mis papás que fuéramos a la feria de nuestro pueblo para celebrar mi cumpleaños. —Añadió con tristeza.

Kai sólo pudo suspirar sonoramente, observando el gesto que había ensombrecido el rostro de la chica, que lo observaba con una mirada empañada por el recuerdo de una vida que pudo deducir, había quedado atrás desde hacía mucho tiempo. No supo cómo o por qué, pero, cuando lo notó, en su mente ya se había trazado una idea. —¿Ya quieres ir a tu casa? —Preguntó, contemplando el reloj plateado en su muñeca.

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