15. Miss Nothing

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El fin de semana, mientras Kai afrontaba su interrogatorio, Ronnie, por otra parte, disfrutaba de su descanso, enfocándose en sus proyectos de moda

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El fin de semana, mientras Kai afrontaba su interrogatorio, Ronnie, por otra parte, disfrutaba de su descanso, enfocándose en sus proyectos de moda. Diseños y bosquejos que debían presentarse en la siguiente semana; la mujer se enfocaba en su trabajo, aunque mantenía una única preocupación que nublaba su mente: aquel hombre de ojos azules que en poco tiempo se había apoderado por completo de sus pensamientos, y de quien llevaba más de un día sin saber de su paradero. Con un suspiro bajó uno de sus crayones, finalizando con el boceto de un vestido de estilo clásico, con tintes melancólicos.

—Otra vez no responde, Poe. ¿Crees que esté bien o debería preocuparme? —Preguntó a su felino amigo, quien sólo pudo demostrarle a su única y peculiar manera que todo estaría bien, y que no debería impacientarse, con un maullido y un salto a su regazo, ronroneó tranquilizando a su dueña. —¿Qué sería de mí, si no te tuviera a ti, pequeñín? —Musitó sonriente, mientras acariciaba con dulzura el espacio entre las negras orejas de su acompañante. Dando un sorbo a su café, observó con dulzura el ramo de rosas que descansaba en un florero sobre su mesa, comenzaban a marchitarse, pero se negaban rotundamente a morir y dejar atrás su remarcable belleza.

Inspirada por la vista, trazó un par de líneas más, dejándose influenciar por las curvas y figuras creadas por la naturaleza, mientras evocaba en su corazón los momentos pasados junto a quien se las había obsequiado.

Al finalizar, observó orgullosa el resultado final, con una amplia sonrisa y una palmada mental de auto felicitación. —Creo que nunca había hecho algo tan lindo. Ojalá que el profesor piense lo mismo. —Dijo en voz alta, antes de ser interrumpida por el timbre de su puerta. Con premura, se levantó para descubrir quién era el que tocaba tan insistentemente.

Al abrir, divisó a un hombre joven que la veía con emoción contenida.

—Hola, Ronnie. Espero que no hayas olvidado nuestra cita para ponernos al día con Doctor Who.

—Oh, Jason, hola. —Lo saludó. —¿Era hoy? Pensé que sería la próxima semana. —Mintió, tratando torpemente de encubrir el hecho de que, en efecto, lo había olvidado por completo.

—Ah, las personas enamoradas se olvidan de todo. Por cierto, no interrumpo nada ¿verdad? No me gustaría arruinar ni presenciar alguno de sus encuentros románticos.

—¡No! No interrumpes ni vas a presenciar nada más que a mí y a Poe. Pasa adelante, y deja de ser tan raro, por favor.

—Eso es como pedirme que deje de respirar. ¿Poe ya está vacunado? No quiero que me muerda otra vez. Las vacunas contra la rabia no son agradables de recibir.

—Por milésima vez, mi bebé no tiene rabia. Y te mordió porque le pisaste la cola.

—No es cierto, lo estaba acariciando y me atacó. Tu gato odia a todo el mundo menos a ti.

—Falacias. No odia a todo el mundo, a Kai lo quiere mucho. —Admitió con una sonrisa boba.

—¿Kai? —Cuestionó, mientras acomodaba su computadora en la mesa de la sala. —¿Es que acaso el nombre del misterioso Príncipe Negro me ha sido revelado? ¡Esto es mejor que el conocimiento sobre la ubicación del Santo Grial! —Chilló emocionado.

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