cincuenta y cuatro

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Leo's pov:

Mami está acariciando el abdomen de mamá mientras mamá hace ejercicios raros de respiración.

Me senté junto a ellas y comencé a estirar mis piernecitas. Me quité los calcetines, aprendí a quitármelos solito.

—¿Qué hacemos? —pregunté y ambas me observaron con una sonrisa.

—Mamá quiere hacer estos ejercicios, porque el otro mes es navidad y probablemente tenga la cabeza en otras cosas —murmuró mami.—. Y... Yo debo ayudarla.

—Oh... —murmuré acariciando mi barriga. Eso hace cosquillas. Es gracioso. Comencé a reírme mientras acariciaba mi pancita y pude ver a mamá observarme.— Hace cosquillas. —murmuré.

Ella estiró su mano para que me levante del suelo, le hice caso y me obligó a sentarme en su regazo. ¡Ya soy grande! No soy un bebé.

—Mamá, no me gusta. Estoy grandecito. —dije molesto.

—Eres mi bebé —murmuró mamá.—. Y aunque tengas cuarenta años, eso no va a cambiar.

Mami se levantó y fue a encender la radio, me apoyé contra el pecho de mamá.

—Mamá, ¿cuándo mami me enseñará tailandés? —pregunté y ella sonrió.

—Deberías preguntarle.

—¿A quién? —dijo mamá sentándose a mi lado y tomándome en brazos.

—¡No, no, quiero a mamá! —me quejé.

—Tu madre tiene que entender que no puede hacer mucho esfuerzo físico.

—Sólo lo abrazaba, Lisa. Puedo abrazar a mi bebé. Entregámelo.

—No.

—Mami, suéltame. —me quejé y pasé mi lengua por su cara.

—Iugh —se quejó y yo volví donde mamá en cuanto mami me soltó.—. Hace unos minutos ya no eras un bebé.

—Lo soy. —me quejé y le enseñé mi lengua antes de esconder mi rostro en el cuello de mamá. Mamá huele delicioso siempre, y su piel es muy suave.

Puse mis manitos sobre su pancita y ella sonrió.

—Ahí están tus hermanas, hoy están dormidas. —susurró.

—¿Cómo es que se llaman? —pregunté.

—Yeji y Minjeong, amor. —sonrió mamá.

—Yeji y... ¿Por qué Minjeong? —pregunté.— Ese nombre es...

—¿Ese nombre es qué, amor?

—¡Es muy difícil de pronunciar y no me gusta!

Mamá comenzó a reír y sentí que sus manos suaves acariciaron mi espalda. Comencé a cerrar los ojos... No voy a dormir, sólo me... Me relaja... Y...

Lisa's pov:

—Él duerme demasiado rápido.

—Él es como tú —dijo Jennie sonriente mientras su acento neozelandés se marcaba un poco.—. Cada vez que... Lo acarician duerme.

—En mi defensa siempre me acaricias el cabello o la espalda para dormir como si fuese un bebé y yo no me resisto a esas caricias.

—Nunca te resistes a mis encantos. —susurró Jennie mientras acariciaba el rostro de Leo.

Sonreí embobada. Su acento es hermoso.

—Me gusta cuando se marca tu acento. Es lindo.

—Gracias, Lalisa. —murmuró con una sonrisa.

—Sí... No hagas eso, por favor —murmuré y me levanté tomando a Leo en brazos.—. Iré a recostarlo a su cama.

Subí las escaleras y Jennie se sentó en el sofá con delicadeza mientras acariciaba su abdomen. Que linda familia tengo.

[•••]

—¡Estoy muy emocionado por ver a Santa! —gritó Leo.— ¡Es la mejor época del año!

Sonreí mientras tomaba a Jay y lo recostaba junto al árbol. El pequeño solamente me observaba con los ojos abiertos y los puños apretados.

—Sólo son dos fotografías para la abuela y tu madre, Pou. Relájate.

—Mami no le digas pou, ahora si tiene cabello —murmuró Leo sentándose junto a él.—. ¿Puedo acariciarlo? —preguntó y asentí. Se recostó junto a su hermano acariciando su rostro y decidí tomar las fotografías.

Ambos salían sonriendo, son bastante fotogénicos.

—Son muy guapos. —murmuré sonriente.

—Salieron a ti. —mencionó Jennie y me giré en dirección a la escalera de donde provenía la voz.

Mi novia venía bajando con un vestido de señora Claus donde se podía ver su abultado abdomen un poco más prominente que antes, llevaba aquél gorro de Santa y unos zapatos cómodos.

—Oh... —murmuré.— Creo que me enamoré.

—¡Yo también! —gritó Leo.— ¡Mamá, que hermosa!

Jennie sonrió y Leo corrió a abrazarla.

—Gracias, amor.

Me acerqué hasta ella y vi a Leo correr tras su cachorro quien también estaba vestido para la ocasión.

—Eres la mujer más hermosa que he visto en toda mi estúpida vida, Jennie Kim —murmuré.—. Dios, te amo.

Jennie se sonrojó y tomé su mentón para besarla. Ella sonrió en medio del beso.

—Próxima señora Manoban. —susurró contra mis labios.

—En una semana. —murmuró y asentí.

—Una semana... —mencionó ella sonriente.

—Y nos vamos a Las Vegas, nos casamos y... Les enseñamos a todos nuestros papeles.

—Es una locura —murmuró ella sonriente.—. Pero me gusta.

—¿Ah sí? —pregunté observando sus labios decorados en un labial rojo.— A mi me gustas tú, Jennie Kim.

Ella sonrió.

—También me gustas, Manoban.

—No me digas Manoban. —me quejé.

—¿Por qué? Es sexy.

—Is sixy —me burlé.—. No me gusta que me digas Manoban, se siente extraño.

—Me gusta Manoban.

—No, dime amorcito o no me casaré contigo —me quejé.—. Y tendrás que ser la señora Kim.

—Ahora Jongin es el señor Do, creo que ya no puedo ser su señora. —murmuró.

—¡¿De verdad?! —pregunté sorprendida y ella asintió.

—Nos vimos en el supermercado hace un mes y me contó —murmuró.—. Sunmi y Kyung-soo aparentemente llevaban meses separados y no iban a casarse como Kyung-soo decía a todo mundo.

Solté una risita.

—Que homosexuales más extraños —murmuré y ella me observó con la ceja enarcada.—. También entramos en ese grupo, por eso me burlo.

—Te amo —murmuró volviendo a besar mis labios.—. Y... Amo nuestra pequeña familia, pero... Ve donde tu hijo menor, porque Jake está comiéndose su zapato.

Me giré y solté un gruñido.

—¿Otra vez? ¿Cuándo seremos amigos, Jake? ¡Te salvé la vida!



Solo diré que se viene el drama con cosas muy tristes.

¿Disculpa? | Jenlisa G!P (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora