cuarenta y siete

1.1K 160 5
                                    

Jennie's pov:

Me desperté en el hospital con la intravenosa conectada a mi brazo. Observé a mi costado y vi a Lisa sentada junto a mí.

—Hey... Hola —saludó algo asustada.—. ¿Cómo te sientes? —preguntó.

—Como si un camión hubiese pasado sobre mi cuerpo —gruñí.—. ¿Qué me pasó?

—Te desmayaste... Por no desayunar. —murmuró.—. Jennie... —me giré a observarla.— ¿No te gustaría que viviésemos juntas? —preguntó rápidamente.— Creo que... Tal vez, una casa en donde estoy... Podría relajarlos, tanto a Leo como a ti...

—No lo sé, yo...

—Despertaste —murmuró un doctor ingresando a la habitación.—. Soy el doctor Lee. Un placer.

Estiró su mano para saludarme y me guiñó el ojo. Sentí a Lisa tensarse a mi lado.

—¿Qué tiene mi señora, doctor? —preguntó Lisa rápidamente.

El doctor la observó y estiró su mano para saludarse. Ambos estrecharon manos con una sonrisa forzada.

—Entonces... —murmuré viendo como no dejaban de observarse.— ¿Qué me pasa? ¿Fue por no desayunar?

—En efecto, tu desmayo se debe a eso, sin embargo te hicimos exámenes de sangre y necesito corroborar algo, ya que no han sido concluyentes. —admitió el doctor Lee.

El pelinegro caminó en busca de un par de máquinas y se acercó a mí rápidamente.

—Abre tu blusa. —murmuró.

—¿Disculpe? —preguntó Lisa en un gruñido, el doctor observó a Lisa y sonrió.

—Abre tu blusa o ve al baño y quítate los pantalones. —murmuró observándome.

Lisa iba a levantarse y sin embargo la detuve, comencé a desabotonar mi blusa y él puso un gel frío en mi abdomen. Mi novia cubrió mis senos con su chamarra y giré los ojos. La testosterona en ocasiones nubla demasiado la visión que tienen éstos seres.

Comenzó a observar en la pantalla y suspiró. Comenzamos a escuchar unos latidos.

—Era lo que nos temíamos... —murmuró.— Le quedan 7 meses de vida.

Observé la pantalla, y noté un pequeño puntito.

No puede ser...

—¡¿Qué?! —gritó Lisa espantada.— Oh, no, no, no, no... ¡No se puede morir!

—Cálmate —murmuró.—. Es una broma... —giró los ojos el doctor.— ¿De verdad estás saliendo con ella? Es estresante.

—En ocasiones también lo dudo. —murmuré.

El doctor soltó una risita y comenzó a limpiar mi abdomen. Lisa metió la mano para hacerlo ella, mientras el pelinegro fue a firmar unos papeles y me entregó la imágen del ultrasonido.

—Felicitaciones. Su pedido llegará en un par de meses. Están completamente sanos, sus corazones se escuchan bien —murmuró. Sacó una tarjeta y me la dió.—. Puede ir a mi consulta si desea que siga su proceso

—¿En cuánto? —pregunté.

—No entiendo nada —dijo Lisa quitándome la imágen.—. ¿Qué es ésto?

—Sus hijos —murmuró el doctor y volvió a centrarse en mí.—. El próximo mes estaría bien, si tiene dudas, vaya en quince días. ¿Primer embarazo? —preguntó.

—¿Hijos? —pregunté y asintió.

—Dos, ahí hay dos —apuntó la pantalla.—. ¿Primer embarazo? —insistió y negué.

—¿Qué? —dijo Lisa rápidamente.

—No, es el segundo —contesté sintiéndome extrañamente feliz.—. ¿Cuánto tiempo tengo?

—Exactamente... —observó la pantalla.— Ocho semanas y... Tres días.

Asentí lentamente. Justo una semana antes de la vasectomía de Lisa...

—Tengan lindo día. Nos vemos. —murmuró el doctor saliendo de la habitación.

Dejé caer mi cabeza en la camilla. Joder...

—¿Habla en serio? —preguntó Lisa y la observé en silencio.— Es decir, tú y yo... Vamos a... ¿Dos? ¿Dos bebés? ¿O dos contando a Leo?

Giré los ojos y le dí la espalda. Sonreí levemente y llevé mi mano a mi abdomen con una sonrisa. Dos bebés...

Lisa se quedó en silencio. No dijo absolutamente nada más, sentí que se levantó y salió de la habitación sin más.

Sentí una lágrima caer por mi mejilla, creo que no era la reacción que esperaba.

Observé mi abdomen acariciándolo en silencio.

—Yo si estoy feliz... Y no me molesta la idea de tener que hacerlo sola otra vez... Ya pude con su hermano y él es un gran niño. Lo amarán. —susurré.

—¡Mamá! —gritó aquella voz chillona y dulce.

Me giré y pude verlo correr hasta mí. Subió rápidamente a la camilla y me abrazo con toda su fuerza.

—¡Te extrañé tantísimo! —gritó.— ¡Ya quería verte!

Comenzó a besar mi rostro con emoción y yo sonreí de la misma manera.

—Hola, amor. También te extrañé...

Me senté en la camilla y la enfermera vino, me sacó la intravenosa y me dió unas indicaciones mientras mi pequeño se aferraba a mi cuerpo.

Salimos de la habitación y caminamos por el pasillo mientras Leo iba hablando sobre su sueño donde volaba. Últimamente sueña muchísimo con eso y dice que quiere aprender a volar.

—¿Mami y si fueses bruja me enseñarías a volar? —preguntó y asentí.— ¿Y no sabes? ¡No diré nada, lo juro!

—Cariño, por mucho que me encante la idea de ser una bruja, no lo soy. —murmuré tomándolo en brazos.

Lisa me lo quitó de inmediato y tomó mi mano. Seguimos caminando en silencio mientras Leo iba besando el rostro de Lisa.

Llegamos al auto y Lisa bajó a nuestro pequeño.

—¿Dos bebés? —preguntó insistente.

—Lisa, no quiero que te hagas cargo si no quieres, ¿bien? No... No es necesario que finjas alegría que no sientes.

—No digas eso... Por favor, no digas eso. Yo... —suspiró.— Me tomó por sorpresa pero claro que estoy feliz de ser la madre de tus hijos... Amor, serán tres Manoban Kim.

Sonreí levemente y asentí observando el suelo. Lisa se arrodilló frente a mí y levantó mi camiseta en el estacionamiento.

—Lisa, no. —gruñí al ver como la gente nos observaba.

—Siempre quise hacerlo. Cállate —murmuró antes de pegar sus labios a mi abdomen.—. Hola, bodoques. Soy su mamá y los puse allí dentro, espero que no hagan que su sexy madre gestante siga sintiéndose mal, porque nos asustaron.

—Yo no estaba asustada. —dije rápidamente.

—Yo sí. Creí que tenías algo malo y... Joder. No lo sé, me asusté pensando en que morirías —suspiré al sentirla dejar besos repetidas veces en mi abdomen.—. Pero aquí están los responsables...

Acaricié su cabello y ella se levantó cubriendo mi abdomen. Tomó mi cintura y pegó sus labios a los míos. Me puse de puntillas y pasé mis manos por su cuello dejándome llevar. Extrañaba besarla así...

—Te amo —susurró separándose.—. Prometo estar más pendiente...

—Vas a tener tres bebés. —dije rápidamente y ella negó.

—Cuatro. El principal está durmiendo en el auto. —murmuró apuntando a Leo.

Sonreí.

—Cuatro...

—¿Pueden llamarse Jenniesito y Lisito si son niños? —preguntó y negué rápidamente.

—Ni se te ocurra.

Ella soltó una risotada abriendo la puerta del auto para que yo suba.

¿Disculpa? | Jenlisa G!P (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora