✨ Capítulo 7 (parte 1)✨

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Pasaron una largas semanas, hasta que surgió una nueva novedad: el cumpleaños de Japón.

A pedido de ONU, se pidió a los invitados que viajaran a un aeropuerto en común, incluso ya había organizado grupos y el lugar a dónde deberían ir.

Argentina y Chile habían sido invitados y viajaban juntos, curiosamente, el argentino era invitado de honor (su invitación era dorada, mientras que las de los demás eran plateadas). Claro que la diferencia llamó la atención, pero supuso que la nipona lo admiraba y por eso la preferencia.

En el día del viaje, el chileno esperaba el avión tranquilamente sentado en un asiento del aeropuerto en lo que su amigo buscaba algo de comer, hasta que lo ve volver a toda prisa... y sin nada.


– Narizón, ¿qué pasa? – le preguntó Chile preocupado.

– Sabés Chile... me arrepentí, no voy a ir. – dijo Argentina.

– ¿Eh? ¡¿Y por qué?!

– ... Mirá, estaba yo por comprar la comida, cuando escuché una conversación sobre el medio ambiente... – apoya la mano en su cadera – Al principio no di pelota, como siempre, pero después, me puse a pensar... ¡¿Cuántos dióxidos de carbono largan éstos aviones cada año?! ¡¿Cómo eso daña nuestra atmósfera?! ¡¿Y cómo contribuye al calentamiento global y hace que los polos se derritan y los osos polares se queden sin casa?! – se toca el pecho – ¡Y me dio una cosaaa... – se pone firme – ¡Por eso, me uno a la causa, y por nuestra capa de ozono NO VOY a viajar en avión!


Chile en ese momento no sabía si agarrarlo a trompadas... o agarrarlo a trompadas, pero la razón que le impedía hacerlo era que se preguntaba el porqué después de estar como cuatro horas esperando el siguiente avión, gastando tremenda plata y, encima, con las tripas vacías, le salió con semejante pavada.

Pero la respuesta vino sola...


– ¡Argentina! – apareció de repente Uruguay con su maleta.

– ¿Uruguay? – dijo Chile todavía sin procesar.

– ¡Hola Chile! – le saludó ella y ve al argento – ¡Dale nene, apurate que se va el avión!

– ¿Cómo? ¿Viajáy con nosotros? – le preguntó Chile.

– Sí, con éste al lado.


Al final el chileno le dio un puñetazo en el estómago a su amigo y se fue, dejándolo retorcerse de dolor.


– Fuerte el flaco. – comentó Uruguay viéndolo irse.

– ¡¿Y a mí no me vas a decir nada?! – le preguntó Argentina todavía dolido.

– ¡¿Y qué querés que te diga?! ¡Si ustedes se revientan a piñas y después andan como uña y mugre! ¡Y encima se enojan si les dicen algo!

– ¡Pero preguntame si estoy bien!

– ¡Sos pamentero m'hijo! – lo ayuda a ponerse firme – ¡Dale, dale, enderezate!

– Disculpen... – habló un tercero.


Ambos países mira a un lado, y se encontraron con nada más ni nada menos que con Jamaica.

Vestía unos jeans y camisa de color negro, mientras que su remera y zapatos eran de color blanco.

Enamorado tuyo (ArgUru Countryhumans)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora