✨ Capítulo 9 (parte 2) ✨

130 6 12
                                    

Mientras tanto, en el baño, entre forcejeo y golpes en la puerta, Argentina y Chile logran salir de un cubículo, y como estaban atados se dieron tremendo golpazo en el piso.


– ¡¡Gringo de m*rda LPMQTRMP!!

– ¡Weón! ¡Ya no grites! – pidió Chile intentando zafarse.

– ¡¡¿Y cómo querés que no me caliente Chile?!! ¡¡Otra vez el pelotudo me quiere c*gar la salida!!¡¡Lo voy a agarrar a trompadas ni bien salga de acá!!

– ¡Pues no vamos a lograr mucho si sólo te dedicas a gritar! ¡Hay que desatarnos!

– ¡¿Y cómo vamos a hacer?!

– Pidiendo ayuda, quizás...


Pronto, no tardan en guardar silencio inmediatamente, alguien había abierto la puerta del baño.

Se habían olvidado por completo de que tal vez alguien todavía los estuviera vigilando, por lo que temieron un poco al escuchar unos pasos acercarse.

Pero para su alivio y sorpresa, no fue así...


– ¡Uru, weona!


La uruguaya sólo se les queda viendo con asombro, no pudiendo creer la escena.


– ¡A la m*erda! ¡¿Qué pasó acá?! – sólo pudo decir.

– ¡¿Qué hacés acá?! – preguntó el argentino, tan sorprendido pero alegre de verla.

– ¡Quería ver a dónde andaban porque desde hace rato los llamo a los dos y ninguno me responde! ¡Y Alemania me dijo que debían de andar por acá! ¡Así que vine!

– Pregunta que nada que ver... ¿vos te metés así nomás al baño de los hombres?

– Y no, pero te escuché a vos protestar y quise ver qué pasaba.

– Ah... ¡mirá cómo te preocupás por mí! – la ve pícaro.

– ¡Bue'! ¡Por vos sólo no! ¡Chile también!

– Ajá, sí... cuéntame más.

– ¡Lamento interrumpir! – dijo Chile – Pero Uru, ¿puedes desatarnos?

– ¡Ah, sí!


Revisando los bolsillos, la yorugua saca debajo de su solapa un facón.


– ¡¡¿PERO QUÉ HACÉS CON ESO?!! – espetó Argentina.

– ¡Defensa personal! – corta las cuerdas – Igual lo uso más pa' comer que pa' otra cosa.

– ¡¿Y te defendés con eso?! Porque, digo, ¡como que muy alta no sos!

– Pa' cortarte las pelotas no preciso de mucha estatura.


Los dos países se miraron entre sí, coincidiendo en que no encontraban fallas en su lógica.

Una vez afuera, los dos amigos comienza a ver a su alrededor, encontrando todo despejado.


– ¿A dónde habrá ido el gringo tarado ese? – dijo el argentino mirando para todos lados.

– ¡Dejalo Argentina! ¡Que después le decimos a ONU y vas a ver cómo le da una cepillada! – dijo la uruguaya.

– ¡No podemos! ¡Lo tenemos que buscar!

Enamorado tuyo (ArgUru Countryhumans)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora