Chapter 3

1K 70 3
                                    

Luego de toda dificultad viene la facilidad
Corán [94:5-6]

Suleiman llegó a su casa, si a eso se le podía llamar casa. Era enorme, parecía más un palacio que una casa. Había un jardín enorme, perfecto para una tarde de primavera o verano. Las flores y los árboles le daban una vista bastante cálida al lugar, parecía sacado de un cuento de hadas. Suleiman sacó su alfombra de rezo, para rezar salat al Magreb y luego hizo un duaa.
-Oh Allah misericordioso y justo, ayúdame a que Aishe acepte casarse conmigo, eso nos ayudará a ambos. Amin. - Dijo y luego se pasó las manos por la cara.

Suleiman se levantó y camino hacía su despacho de trabajo. Se sentó en su escritorio y encendió el ordenador ahí vio un correo electrónico.

"Suleiman,te doy 30 días para encontrar una esposa. Sabes bien que tú hermana está en peligro, si en 30 días no encuentras una mujer que te aguante, tendré que matar a esa perra".

Suleiman, tiro el jarrón que tenia más cerca, lo rompió a pedazos y se cortó la mano, pero no me importaba. El sabía que el hombre que tenía secuestrada a su hermana solo quería vengarse y le hacía casarse solo por diversión ,pero no le temblaría la mano para hacerle daño a su pobre hermana. Tenía que convencer a Aishe cuanto antes, pero no podía decirle la verdadera situación. Si ella lo descubría, se iba a sentir en peligro ella también, además de que se preocuparía demasiado.
"Oh Allah, ayúdame", pensó Suleiman con desesperación. Luego salió de su casa, tenía que liberar su mente.

Se montó en su moto y salió a la autopista, iría donde lo lleve el viento.
De repente sintió un impulso para girar al centro histórico de Londres, sin saber la razón de su impulso, le hizo caso a la intuición.

Se bajó cuando sintió que había llegado, ahí vio una pequeña escuela infantil, una especie de sentimiento extraño lleno su alma. Vio a los pequeños niños jugar, algunos riendo, otros jugando o corriendo. No puedo evitar sonreír de medio lado al verlos, sus ojos brillaron con alegría y ternura. De repente vio a Aishe salir hacia los pequeños niños, coger a uno en brazos y cantarle una nana. Esa nana ya la había escuchado antes, era la nana que la Sultana Hürrem, cantaba a sus hijos en la serie. Al escuchar la voz de Aishe, el niño se durmió y a Suleiman se le pusieron los pelos de punta, en un momento Aishe se giro hacía donde Suleiman pero no lo pudo ver, el hombre se escondió rápidamente y se fue en la moto.

No entendía que me pasaba, porque su intención lo llevo hacia allí ni porque había sentido eso cuando la escucho cantar, para el Aishe no era más que una mujer respetable para casarse, con el propósito de salvar a su hermana y nada más. Aishe era una mujer demasiado dulce para un hombre como el. Suleiman se estreso, no le gustaba perder el control de la situación y menos de él mismo.

- Suleiman, controlate no seas idiota. - dijo en un susurro mientras se regañaba y volvía a subir a la moto. Llegó a su casa, se pasó la manos por el rostro y se fue a darse una ducha fría para relajarse. Al salir, ya era de noche, así que se fue a rezar salat al isha. Luego de eso, se fue a ordenar papeles y contestar mensajes importantes. Ahí es cuando le llega un mensaje bastante interesante.

"Ya tengo una respuesta, llámame cuando tengas tiempo. Tengo condiciones."
Aishe.

El corazón de Suleiman empezó a latir fuertemente y llamó a Aishe inmediatamente. Aishe contesto rápidamente.
- Se que viniste a mi trabajo deja de espiarme. - dijo Aishe, con dureza en la voz, algo que a Suleiman no le gusto pero suspiro para respirar tranquilamente.

- Buenas tardes a ti también.- dijo en un tono sarcástico. - No te estaba espiando, solo pasaba por ahí de casualidad. - dijo disimulando los nervios perfectamente.

- ¿Ah,si? ¿Desde cuándo paseas de causalidad en el centro histórico de Londres? - dijo Aishe, se notaba un tono divertido en su voz pero al mismo tiempo intimidante. - Bueno no importa. Ya tengo mi respuesta.

- ¿Cual es? - dijo con curiosidad Suleiman, parecía que realmente le divertía hablar con la mujer.

- Estoy de acuerdo, solo porque nos servirá a los dos. Pero tengo una condiciones. Nada de obligaciones matrimoniales, fingiré lo que haga falta en público pero en privado nuestra relación será solamente necesaria para la convivencia.- suena desde el otro lado del teléfono.

Suleiman al escuchar eso, se alegró. Por fin iba a poder salvar a su hermana y ese hombre, si se le podía llamar así, iba a pagar por sus acciones.

- Perfecto. Nos vemos mañana para organizarlo todo. - dijo Suleiman, intentando sonar seguro y confiado para que Aishe no se diera cuenta de la emoción en su voz.

- Nos vemos mañana- dijo ella y luego cuelga el teléfono.
________________________

Espero os esté gustando, tenía dudas sobre si escribir esta historia. No os olvidéis de votar y comentar.
   Alyssa

¿Serás Tú Mi Maktub? Aishe Y Suleiman Donde viven las historias. Descúbrelo ahora