Chapter 4

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Aishe se levantó para rezar al fajr, en la calle todavía era de noche y solo se podía oír a los pájaros empezando a cantar y algún que otro coche pasar en silencio. La paz lleno el alma de Aishe y con una sonrisa se fue a hacer el wudu, luego puso su alfombra de color verde y empezó a rezar. El rezo del fajr era su favorito, de pequeña le costaba despertarse pero se convirtió en su favorito cuando tuvo la fuerza para levantarse. Luego decidió seguir durmiendo un rato más, hoy no tenía que ir a trabajar. Era sábado.

Se despertó a las 10 de la mañana y decidió desayunar algo. Desayuno yogur con cereal y luego se fue a dar un paseo por el parque para despejar la mente, tenía mucho en lo que pensar. Mientras veia el prado verde, algunos charcos debidos a la lluvia el sol iluminaba su cara y no pudo evitar sonreír. Pronto se comprometería con un hombre que no ama y luego sería su esposa. No se arrepentía de su decisión pero le daba miedo, Suleiman no era su tipo de hombre. Era muy serio, todavía no lo conocía además parecía muy orgulloso y engreído. Pero no podía negarse, ya había aceptado y ella necesitaba un apoyo económico y social. Y él necesitaba una esposa.
De repente escucho una voz conocida desde atrás.
- ¿Pensando en nuestra boda,Querida? - dijo el hombre, como si todas las mujeres morirían por casarse con él.

- ¿Tanta autoestima tienes para pensar eso? - le dijo Aishe, todavía sentada en el banco mientras Suleiman estaba atrás.

- ¿No es eso...cierto? - dijo el otro con una sonrisa maliciosa y la mirada bajada, todavía no estaban casados así  que debía mantener la compostura con ella.

- No, no es cierto. - Aishe hizo una pausa ,lo miro de reojo y luego sonrió maliciosamente, con burla.- Por lo menos no de la manera que piensas.

Suleiman la miro por un momento y no pudo evitar pensar en lo bien que se veía con ese hijab verde y sus ojos esmeralda, luego negó con la cabeza, como si quisiera hacer esos pensamientos desparecer. Luego levantó las cejas, al escuchar lo que decía Aishe.

- ¿Ah,si? - dijo el otro, todavía sin mirarla directamente.

- Si. - dijo Aishe mientras se levantaba del banco.- Puede que me vaya a casar contigo pero eso no significa que sea por amor.

Aishe se levantó del banco, lista para irse pero Suleiman la detuvo, solo con sus palabras.

- ¿Quién te dijo que quiero que me ames? - dijo el, girándose para mirarla y ella frunciendo el ceño se va, sin mirar atrás. A paso firme, elegante y orgullosa.

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    Alyssa

¿Serás Tú Mi Maktub? Aishe Y Suleiman Donde viven las historias. Descúbrelo ahora