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Evan

Estaba al borde de un colapso mental.

Quería irme, dejar todo y buscar a Leah, pero no podía hacerlo. Tenía una responsabilidad de la que me haría cargo, iba a ser padre y uno bueno.

La convivencia con Emma era cada vez peor aunque yo tratase de dar lo mejor de mí, no funcionaba. ¿Fui manipulado? Sin duda.

Ella no se encontraba en casa, salió a comprar unas cosas que necesitaba y dijo que volvería más tarde, pero dejó su teléfono, el cual no paraba de vibrar. Me acerqué a él y dudé en tomarlo y revisarlo.

¿Debería...?

No, yo era un caballero, y parte de mí se negaba a pensar que Emma estaba metida en algo raro. Mientras que otra parte estaba segura de que ella también escondía algo.

Era bastante agotador tener que lidiar con mis impulsos.

Impulsos que fueron interrumpidos por una llamada.

Me estaban llamando.

Saqué el teléfono de mi bolsillo y vi en la pantalla un nombre que hizo que mi corazón diera un vuelco.

Era la madre de Leah.

Muy pocas veces tuve el privilegio de que la señora Bianca me llamara, esas únicas veces fueron cuando desaparecí y también quería saber qué había sucedido conmigo... pero nunca le contesté.

Ahora sería diferente.

Quería hacer las cosas de manera diferente.

Tomé aire y contesté.

Mi corazón anhelaba tener noticias de Leah.

—¡Hola, señora Bianca! —mi tono de voz sonó bastante alegre.

Hola, mi Ev. ¿Cómo estás? —en cambio, el suyo sonaba más extraño, como si estuviera preocupada.

—Muy bien, ¿Y usted qué tal?

Hubo un ligero silencio y luego me respondió.

Yo... estoy preocupada. —la oí suspirar.

Tragué saliva.

¿Por qué? ¿Le sucedió algo a usted o a Eleanor? —los nervios se apoderaron de mí en ese momento. Mi cabeza maquinaba lo peor.

—No, no, yo estoy bien y creo que Leah también lo está... por ahora.

Fruncí el ceño, bastante confundido.

—¿Por ahora? — carraspeé — ¿Qué quiere decir con eso?

Evan, mi hija está con Carlo. Se encontraron y ella quiere irse.

Mi mente no procesaba lo que acababa de escuchar, era como si simplemente las palabras fueran un simple sonido inaudible para mí.

—¿Está 100% segura de que es él? —me toqué la cabeza, desesperado — ¿Y ella... sabe eso? — remarqué la última palabra.

No, y por eso necesito que viajes conmigo a Italia. Si realmente amas a mi hija, harás lo que sea por ella. Sé que viene una responsabilidad para ti que es un hijo —su voz sonaba algo dudosa al decir esto último —pero puedes tener a ambos, Evan. A tu hijo y a la mujer que amas. —sus palabras fueron como dos pinzas que abrieron mis ojos. —No dudes tanto sobre lo que quieres, a veces el momento es ahora o nunca y debes aprovecharlo porque quizás no haya más oportunidades.

Tenía razón.

No podía quedarme esperando a que sucediera un milagro y que Leah mágicamente estuviera conmigo. Iba a ir a Italia por ella.

𝐌𝐄𝐌𝐎𝐑𝐈𝐄𝐒 𝐎𝐅 𝐔𝐒 | Evan PetersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora