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Evan

Había decidido ir a buscar a Leah donde su madre.

No sabía qué le pasaba, ya me había cancelado dos veces salir a pasear, y eso era raro en ella. Me dijo que tenía mucho trabajo, y si le creo, pero siento que hay algo más que no me quiere confesar.

Cuando llegué a su antigua casa, su madre me recibió. Me dijo que ella estaba algo triste, que alguien a quien ella amaba la había herido y que se encontraba preocupada.

Y claro, yo me puse en estado de alerta.

Nunca había visto a Leah sufrir por amor. O al menos eso creía yo.

En su adolescencia, nunca me enteré de que le gustara alguien o algo por el estilo.

Siempre fuimos los dos, y como resultado de eso, yo me enamoré de ella parte de mi infancia y unos años de mi adolescencia.

Sí. Me había enamorado.

Muchas veces me preguntaba si ella alguna vez lo estuvo de mí. Siempre he pensado que era algo imposible.

Y ahora al oírla decir que amaba a alguien y que no era correspondida, produjo algo en mí. Era una combinación entre rabia, confusión y... no sé. No estoy muy seguro, pero era como si tuviera ganas de ser esa persona a la que ella amara.

No.

No.

Eso estaba mal.

Se suponía que eso que sentí en mi adolescencia ya había desaparecido. No podían volver de nuevo porque si lo hacían no iban a ser correspondidos.

Yo solo la escuchaba llorar suavemente, luego me senté a su lado y la abracé. El dolor de no estar con la persona que te completaba, era espantoso.

—¿Cómo estás tan segura de que él no te ama o si alguna vez te amó? —dije y esperé no haberme delatado.

—Creo que siempre me vio como alguien normal, como una chica que conocía y que en algún momento fue su amiga. —se limpió el rostro con la manga de su saco —También creo que su corazón fue incapaz de latir de amor por mí.

Me dolía verla así.

Ojalá supiera quién era él que la tenía sufriendo para darle su merecido.

Observé por la ventana que daba hacia el jardín mientras pensaba en una respuesta que pudiera ayudarla o siquiera darle esperanzas. Aunque creo que más bien hablaba de mí, para darme esperanzas a mí.

—Tú no sabes si él está con esa persona queriendo olvidarte a ti. O tal vez él tenga miedo o tuvo miedo de perderte y la única manera de no hacerlo era estando con alguien más. —le di una suave sonrisa sin mostrar mis dientes en señal de apoyo.

La vi hacerse la idea de algo que rondaba por su cabeza, pero luego entrecerró los ojos mientras negaba.

—No lo sé, Ev. Hubiera preferido que me dijera la verdad y ver qué sucedía con nosotros que no intentarlo. O probablemente lo que él sentía por mí no fue lo suficientemente fuerte como para arriesgarse.

Carajo.

Eso sí me había dolido.

Aunque no entendía por qué. Yo ya tenía alguien con quien me casaría y sería feliz por el resto de mi vida. Pero si reflexionaba, en el pasado tuve muchas oportunidades de haberle confesado todo, y solo porque era un maldito mocoso dominado por el miedo, no lo hice.

Tal vez las cosas ahora hubieran sido muy diferentes.

𝐌𝐄𝐌𝐎𝐑𝐈𝐄𝐒 𝐎𝐅 𝐔𝐒 | Evan PetersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora