9

106 18 9
                                    



Eleanor

Una semana.

Hace una semana que Evan se fue.

Después de tres días sin tener noticias suyas, finalmente recibí una llamada. Fue completamente inesperado.

Cuando él me llamó, sonaba agotado y hablaba rápidamente, mientras al fondo se escuchaban risas de mujeres bastante animadas.

Él simplemente dijo:

—Leah, sé que estás preocupada, pero surgió algo con Emma y temo que no regresaré hasta dentro de una semana.

—¿Y... ya le dijiste la verdad? —pregunté, tratando de no sonar demasiado esperanzada.

Silencio.

Esa fue su única respuesta.

Su suave respiración fue la única señal de que aún estaba al teléfono.

Lo tomé como un no.

Suspiré antes de volver a hablar.

—¿Evan, por qué no se lo has dicho? —fruncí el ceño.

Bufó. —Eh... no sé cómo decírtelo, pero —hizo una pausa breve—creo que voy a ser papá.

¿Papá?

Mi boca se secó y sentí un mareo ligero. ¿Esto realmente estaba pasando?

La verdad es que ya no tenía ganas de felicitarlo amablemente y dejar mi dolor de lado. No. Sentía que estaba siendo hipócrita conmigo misma.

No era justo, ¿Verdad?

¿Leah? —repitió mi nombre varias veces, preocupado. —¿Hola? ¿Eleanor?

Y entonces le colgué.

¿Maduro de mi parte? Probablemente no.

Me sentía terrible.

Era bonito que Evan fuera a ser papá. Siempre le gustaron los niños y era encantador con ellos, pero creo que... tal vez ciertas cosas que dijo mientras estábamos en el ático me hicieron atar cabos y crear un ramillete de ilusiones en mi mente.

Por un momento, creí que su corazón también latía por mí.

Ahora seré la tía genial Eleanor, que ha estado soltera toda su vida y que para llenar ese vacío se la pasa bebiendo vino, escribiendo sobre su único fracaso amoroso y, por supuesto, intentando viajar por el mundo.

Lindo, ¿Verdad?

Y creo que Evan ya tiene el resto de su vida escrita, con una gran familia junto a Emma, y yo no estoy en ninguna parte.

Porque así será.

No estaré ahí, no porque sea egoísta, sino porque creo que sería demasiado doloroso verlo hacer algo que siempre quise que hiciéramos juntos. Debo amarme y tener un poco de dignidad.

──── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ────

Un día después, me encontraba en el jardín de mi madre.

Era un buen lugar para reflexionar y estar tranquila, además de ser bastante fresco. Yo llevaba puesto un vestido blanco veraniego y estaba descalza, disfrutando la sensación del suelo frío bajo mis pies, algo que a mi madre no le gustaba mucho, ya que decía que mantenía los pies sucios y que eso me hacía enfermar más rápido.

En fin.

Esa mañana había llegado a mi antigua casa para desayunar con ella, hablar y pasar un rato juntas.

𝐌𝐄𝐌𝐎𝐑𝐈𝐄𝐒 𝐎𝐅 𝐔𝐒 | Evan PetersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora