El estrecho interior de la oficina del presidente se fue llenando de feromonas húmedas y amaderadas que recordaban al aroma de los árboles de un frondoso bosque. Al igual que el de Cha Yi-heon, en cuanto Hee-min lo olió, llegó a la punta de su nariz el aroma que lo hacía sentir cómodo en lugar de una respiración sofocante.
Era la única feromona alfa que 'Seo Hee-min' aceptaba sin rechazarla.
Como corresponde a una personalidad sensible y amable, sus feromonas no contenían la ferocidad de un alfa. Así, 'Seo Hee-min' también mantenía una relación con Jun-yeong, mostrándole amabilidad.
No sabía por que Do Jun-yeong tenía que ser el personaje secundario. Pero parecía que a Do Jun-yeong se le había asignado esa personalidad solo para contrarrestar a Cha Yi-heon.
Sin embargo, Hee-min no tenía ninguna intención de recibir a Do Jun-yeong como 'Seo Hee-min'. El punto 7, que acababa de anotar en el papel, no salía de su cabeza. Si Cha Yi-heon se enteraba de esto, uno de ellos morirá. Tenía que echarlo a toda costa.
—Hee-min. Yo...
—Por favor, vete.
Hee-min respondió fríamente. Las palabras salieron más fácilmente de lo que pensaba, quizás porque no era el rostro de alguien que conocía. Sorprendido por la actitud fría de Hee-min, la cara de Jun-yeong se volvió inexpresiva.
—Quiero que te vayas. Antes de que venga el dueño de esta oficina.
—¿Por qué haces esto, Hee-min?
—Por favor, vete, no tengo nada que decirte.
Jun-yeong, mordiéndose los labios y conteniendo sus emociones, habló en tono desesperado.
—Te he estado buscando como un loco. ¿Sabes lo preocupado que estaba? Pensé que habías tenido un accidente en algún sitio, o si algo te hicieron los acreedores. Entraba y salía de la morgue innumerables veces sólo para conseguir un cadáver. Para ver por ultima vez tu rostro.
—...
—¿Qué ha pasado contigo? ¿Cuál es tu relación con el nuevo Presidente? ¿Están saliendo?
Había pasado bastante tiempo entre sus llamamientos. No podía quedarse con Do Jun-yeong en una situación en la que estaba ansioso cada minuto y cada segundo.
Hee-min, al ver que Jun-yeong no pensaba irse, pasó junto a él y tomó el pomo de la puerta con la mano. Si va a soportarlo hasta el final, no tenía más remedio que mandarlo a la fuerza.
—No preguntes nada, solo vete.
Hee-min giró el picaporte y empujó la puerta hacia delante. El suelo del pasillo lleno de luces fluorescentes debía ser visible, pero había una sombra. Hee-min levantó lentamente la cabeza con cara de perplejidad. Casi enseguida estableció contacto visual con Cha Yi-heon, que hizo que un escalofrío llegara a su cuerpo.
—...
Estaba tan sorprendido que sintió que su corazón dejaba de latir. Al final, pasó lo que temía.
—Esto. Ha llegado un invitado.
Una curva torcida colgaba de los labios de Cha Yi-heon. Sonreía tan claramente como una bestia que enseña los dientes antes de morder el cuello de su presa. Al ver esa escena, Hee-min sintió como si el frío de la noche de invierno le penetrara hasta los huesos.
—Subdirector Do Jun-yeong.
Miró a Hee-min y a Do Jun-yeong que estaban detrás de él con ojos profundos. Para ser precisos, la identificación de empleado que colgaba del cuello de Jun-yeong.