Capítulo 7

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Vamos poco a poco...

Ares.

Me sentía mal por la manera en que habían sucedido las cosas con Katrina. No quería que termináramos así, pero por lo visto, no había otra manera de hacerlo. Tengo que hablar con Valentina y lo que hizo hoy. No debió meterse en los problemas de adultos, pero ya no se puede hacer nada.

El daño ya se hizo y Katrina está lastimada.

Reclamé como mía a Leah y sí, es probable que ella no me acepte con lo que soy y también es seguro que me hundí en un problema innecesario.

Soy un completo desastre… como alfa, como padre, como amante o lo que sea que puedo intentar ser.

—Supongo que todo salió bien con Katrina —se burla Mara, entrando a la oficina—. En otras ocasiones habrías perdido la cordura por una humana, pero decidiste marcarla mientras estaba desmayada.

Hago una mueca de desagrado.

—No tuve elección y quería dejar claro quién era mi nueva Luna —le digo serio, viéndola sentarse frente a mi escritorio—. Había llegado al límite de mi control y ya estaba empezando a cansarme de la situación, Mara.

—¿No tuviste elección? —suspira y una estúpida sonrisa se forma en su estúpido rostro—. ¿Decidiste marcar a la humana por la simple razón de estar cansado de la situación? Qué interesante. ¿Y por eso la reclamaste como tuya también?

—Primero, deja de decirle humana a Leah, segundo, ya estaba cansado de pelear, y tercero, era necesario la lección de vida para otras personas —se empieza a reír de mi explicación—. Era necesario todo lo que hice en ese momento. No te rías, Mara.

—Por supuesto. Supongo yo que ahora la dejarás libre y la rechazarás como habías venido pensando, ¿me imagino que sí, Ares? —me mira con diversión.

—No puedo rechazarla. Ahora estará bajo vigilancia. Ya sabes que Katrina es un poco terca y le encanta hacerme cabrear… —admito obvio.

—Pero si te dijo que no haría nada porque regresaría a Rumanía...

—Mara, si te vas a poner de lado de ella, nada más dime y también te envío de regreso con Velkan —alza las manos como muestra de paz—. Me estás jodiendo la paciencia con esas preguntas y tú falta de respeto hacia mí. Eso me está cabreando. No te olvides que soy tu Alfa y me debes lealtad y respeto. Si te llego a ver o escuchar una vez más, que pones en tela de juicio mis acciones, olvídate de todo y regresa con el increíble Alfa Velkan.

—Sí, Alfa Ares —se levanta al ver a Leah en el sofá, ella seguía dormida—. Primero, te falta comprensión. Segundo, dijiste algunas veces que no la podías aceptar y por eso pregunté. Tercero, soy la única, después de Valentina, que te soporta y cuarto, si me vas a mandar a Rumanía, avísame con tiempo porque después te arrepientes y te enojas porque me fui y dejé mi lugar de trabajo.

—Empezaré a entrevistar a otros amigos y también buscaré un nuevo beta, los míos vinieron con problemas graves —me quejo y vuelvo mi atención a la mujer que está dormida profundamente en el sofá—. No me jodas más la paciencia, Mara. No tengo idea de cómo afrontar mi realidad. Tengo miedo de enamorarme perdidamente de ella y que la diosa Luna me quiera dar lecciones de vida —me levanto de la silla y camino hacia Leah—. Estoy cansado de muchas cosas, no quiero sufrir y cuando creí tenerlo todo con la madre de Velentina, la vida, el destino, la Diosa Luna… todos se pusieron de acuerdo y me la quitaron —la miro con tristeza—. Perdí parte de mí, Mara. Ni siquiera pude tener un duelo porque me tocó ser papá. Surt moría de dolor diariamente, hasta que, simplemente, se durmió. Dejé de escucharlo y mis instintos fueron sellados. Vine como Alfa a Grecia, creyendo que aquí podía morir y dejar a mi hija, con una manada que la quisiera.

Se hace silencio y por primera vez, entiendo el sufrimiento de Velkan cuando encontró a Ayla y no supo qué hacer.

Por lo visto, nuestra familia está destinada a morir de despecho hasta lograr dar con el verdadero amor.

—No puedo decir que entiendo todo lo que estás pasando, pero eres nuestro Alfa y confiamos en ti. Tú mejor que nadie sabe lo difícil que ha sido vivir con la ausencia de Amelia. Jamás voy a comprender el motivo del porqué la Diosa Luna decidió apartarla de tu lado, pero han pasado diez años —pone sus manos en mi cara—. No te estoy diciendo que olvides a mi mejor amiga porque sería imposible, pero date la oportunidad con esta chica y demuéstrale, que los lobos son algo especial.

—Puedo empezar a disfrutar del momento, Mara, ¿pero qué hago después cuando la misma diosa me la quiera quitar? Porque ya sé que si me enamoro o acepto todo esto… —señalo a la humana—. Si acepto a esta mujer y mi vida se termina de destruir —presiono mi mano sobre la de ella—. No podré soportar la muerte de un segundo mate. Mara, Valentina también es grande y ella necesita una madre… Quiero darle una familia a mi hija y evitarle un sufrimiento más a su vida.

—Para empezar, tu padre está muerto —ve a Leah—. Siento mucho lo que a ti y a Valentina les tocó vivir, pero tengo fe de que los dos encontraran felicidad. Amelia lo que más quería en esta vida era que ustedes disfrutarán de un amor profundo y una realidad eterna que no los hiciera dudar de la humanidad.

—Ya acepté a Leah, Mara…

—Y ella lo hará también, pero ni la conoces. Debes esperar que las cosas fluyan. No será fácil, pero tampoco imposible. Ares, Amelia te amaba con toda su alma y sé que si tuvo una oportunidad de hablar con la Diosa Luna, pidió por ustedes y por evitarles otro sufrimiento. Así que dale una oportunidad a esta castaña y espera a ver qué pasa —dice, sinceramente.

Yo no quiero confiar en los humanos, yo quiero que Leah confíe en mí y lo que me hace sentir nervioso, es que Katrina tenga razón y mi nueva mate, simplemente, desaparezca. De vez en cuando, solo quiero despertar y que nada de lo que nos tocó vivir, existiera. Quiero que Valentina tenga una madre que le enseñe lo que yo no puedo, que la haga entender cómo ser una señorita con modales de dama y no que sea tan impulsiva como su padre. Que en su paso de niña a señorita, sea con su madre y no con la niñera o con la profesora de ballet.

¿Felicidad?

Esa palabra me da miedo estos días porque nunca tuve algo de eso después de pasar diez años de sufrimiento. Sé qué lastimé a Katrina, pero soy un egoísta que piensa solo en mí. 

Nada más puedo pensar en Valentina y en mí.

Vivo con el recuerdo de Amelia, pero ahora mi mente tiene una nueva figura que me acompaña desde que apareció y despertó Surt.

Hay cosas que había olvidado con los años. El amor hacia una mujer, y el temor de perder a una mate. 

Lo único que no olvidé fue el dolor…

Leah, ayúdame a no ser un extraño si te digo que te quiero en mi vida para siempre y seas parte de mi manada.

El CEO Es Un AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora