Capítulo 16

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Algunas semanas después.

Mansión de la manada Diamond.

Ares.

Era demasiado para mí, poder controlarme con Leah. Habían pasado algunas semanas desde lo ocurrido en su casa. Era bastante triste la situación de Surt y mía porque la extrañamos mucho. No sé hasta qué punto ella recuerda sobre nosotros, pero quisiera que me diera la oportunidad de mostrarme como soy y que me acepte.

Soy un idiota, que después de todo, quiere que recuerde algo sobre ese día.

Pido a la diosa Luna que ella no recuerde la parte fea de esa situación.

Porque todo este tiempo he sufrido por la ausencia de mi anterior Luna y aunque la amé como un loco, lo que siento por Leah es más grande.

Surt la reclama, sufre con su ausencia y rechazo.

Me siento una basura por no poder acercarme a ella como correspondía. Debí dejar que las cosas fluyeran, pero soy un lobo y no sé el significado de la palabra esperar.

“Me quitaste a mi luna y la condenaste a la soledad. Eres un cobarde. Deseo que te duermas y me dejes a mí tomar el control.”

El reproche de Surt, era cada día y a toda hora.

Me condené a muchas cosas. 

Tengo miedo de perderla y que todo sea por mi culpa. Porque siempre meto la pata y las cosas terminan mal.

—Papi, ¿todo está bien? —la voz de Valentina me saca de mis pensamientos y veo que llegó con Aaron.

Mara debe estar empacando para irse de viaje.

—No entiendo qué haces aquí, Aaron —me quejo, él alza una ceja molesto—. ¿Ahora qué te pasa? No debes ponerte así cuando la mayor culpa de todo esto es tuya. Debiste entrenar mejor a Charlotte.

—¿Es qué no soy bienvenido? Te recuerdo que cada acción tiene una consecuencia. Yo castigué a mi pupila por lo que hizo, ¿no sé qué estás esperando? —responde seco—. Mira, la verdad no tendría por qué haber castigado a Charlotte, ella hizo las cosas de acuerdo a su criterio, pero como soy leal a los hermanos Alfa, decidí mantener la paz, pero sinceramente, nadie valora lo que hago.

—No es que no seas bienvenido, eres quien está junto a Velkan siempre. He tomado cada decisión de acuerdo a mis principios, pero no puedo hacer nada si el demonio a quien estás enseñando no respeta el círculo de una mate —me levanto de la silla de mi oficina—. Estoy cansado de esas actitudes, pero no quieres admitir que Charlotte estuvo mal.

—Y yo estoy cansado de que busques culpables en todo, pero el que no admite el fallo se llama Ares —me mira con seriedad—. No estoy jugando, estoy hablando en serio. Mi demonio está siendo torturada y pagando por pecados anteriores, pero lo que le hizo a Jay no es pecado. El amor la cegó y la llevó a pasarse de la raya, pero igualmente sufre. Primero porque no estará con su amado y segundo, porque aunque fue un error, tú tampoco estás con Leah.

—¿Quién te dijo que yo no estoy con Leah? —me paro frente a él—. ¡Ella es mía, Aaron! Ni te le acercas y mucho menos la tocas.

—Siempre es lo mismo. Mi tío Velkan y mi papá no hacen más que molestar al tío Aaron —se queja Valentina.

Aaron me sonríe con sorna, haciéndome molestar.

—Lo que más detesto en la vida es la indecisión, pero a los hermanos Alfa le dio por ser unos malditos indecisos —coloca su dedo índice en mi pecho—. Cuando dejes de pensar en pajaritos preñados, admitas tus propias culpas y decidas enfrentar la realidad, en ese momento estoy muy seguro de que serás digno de la pureza de Leah.

El CEO Es Un AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora