Capítulo 31

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Manada Diamond.

Ares.

Me sentía tan cabreado por todo lo que estaba sucediendo. Leah se había ido sin mí nuevamente y eso me hacía sentir como un perro sin dueño. Estaba necesitado de ella, quería respirar su mismo aire, quería estar con ella en la misma casa y poder tenerla en donde yo pudiera verla.

Ese demonio miserable se la llevó de mi lado.

Estoy encerrado en mi propia casa por mi hija y esa niña es otra rebelde que no respeta a su alfa y mucho menos a su padre.

¿Qué demonios le pasa al mundo? ¿Acaso debo cazarlos a todos para hacer valer mi jodida ley y demostrar que no soy Velkan?

Tiro todo lo que tenía en mi escritorio, frustrado por las actitudes de todos en casa.

¿No se dan cuenta del peligro que es Daniels?

—Alfa, es hora de su comida, por favor, no deje de alimentarse —uno de mis chicos entra a la habitación, le doy un empujón lanzándolo al suelo y salgo de mi cárcel—. ¡El alfa está escapando! ¡Llamen a la señorita Mara y avísenle lo que sucede!

—¡Me ponen una mano encima y es la última vez que verán la luz del sol! —los señalo, en cuestión de segundos el pasillo estaba lleno de los lobos más fuertes de la manada—. Soy su alfa y están buscando una muerte que no es necesaria por los momentos.

—Estamos siguiendo las reglas de la señorita Mara y Valentina, no podemos desobedecerlas —me río ante la respuesta de uno de los chicos—. Solo queremos lo mejor para usted, Alfa, entiéndanos.

—¿Les parece coherente lo que me acaban de decir? —empiezo a reírme a carcajadas—. Prefieren obedecer a dos personas que no son fuertes y no a su alfa. ¿Están bien de la cabeza o es que la tienen de adorno para garrapatas?

—Están cuidando de su luna —la voz de Mara me enfurece—. Cosa que a ti se te dificulta cuando se trata de protegerla.

—Mara...

—¿Ya le hablaste de Daniels y a lo que vino? Digo, para yo dejar la manada y seguir a Leah —mi respiración se acelera—. Ella es la luna de esta manada y debido a la confusión mental que tú posees, no voy a permitir que la lastimes más.

—Ella es mía, no te le acerques —le advierto.

—Actúa como un alfa y cuídala antes de que la pierdas —responde con simpleza—. Ah, no, eso ya Aaron, Charlotte y Jay lo están haciendo.

—¿De qué estás hablando? —tenso la mandíbula—. ¿Qué hicieron esos demonios malagradecidos?

—La están protegiendo —se burla—. Igualmente Leah nunca fue tuya. Así que debes estar feliz ahora porque regresó a dónde pertenece —sonríe de lado—. Leah tuvo miedo desde que vio a tu padre y ni te diste cuenta. Daniels no vino a hacer las paces y tampoco te diste cuenta de que ella se había ido, si no es hasta que notaste su ausencia, cuando tu padre preguntó por ella.

—Yo no...

—Eres un bastardo detestable, Ares —dice, de manera hostil—. No sabes cuánto odio que seas mi amigo y el desgraciado que no sabe cómo darse cuenta de sus acciones y lleva a la ruina a una manada por segunda vez.

—Maldición, Mara —me transformo en lobo y dejo salir a Surt, para que ataque a Mara.

Ella no podía defenderse y eso lo sé, perfectamente. Por esa razón, la que salió en defensa de Mara fue mi hija. Valentina se transforma por primera vez en lobo y empezamos a pelear. Ella era una loba blanca con mechones amarillos, sus ojos estaban inyectados de ira y sé, que su enojo por mis acciones, fueron las que despertaron su instinto animal.

El CEO Es Un AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora