Capítulo 14

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Me sentía en las nubes después de haber compartido con ella.

Más tarde esa noche…

Ares.

Había pasado el momento más feliz de todo lo que viví hoy. Leah era tan especial, tan única, tan bonita, que parecía irreal. Con ella mi lobo se siente tan cómodo y me hace olvidar cualquier problema. Su aroma me embriaga y sí, tal vez mi mente la quiso rechazar algunas veces, pero simplemente, no puedo ir en contra de mis instintos.

Miro al demonio que estaba sentado a mi lado, me pidió que viniera a la azotea del mismo edificio de siempre. Ella venía con Aaron a pensar, o tal vez, a joderle la vida a alguien.

—Tengo una pregunta, Charlotte. ¿Por qué siempre estás aquí vigilando a ese chico? ¿Acaso estás enamorada de él? Desde que te conozco, es la primera vez que te veo interesada por alguien —sonríe y se lanza a la calle, después de detener el tiempo.

La sigo, porque sé de qué es capaz.

—Estoy cabreada… los dos se aman con locura, pero quiero que ese amor sea para mí también —me muestra la sonrisa del chico que estaba viendo el celular—. Ahora mismo está hablando con tu mate. No me molesta, pero quiero toda su atención para mí. Si puedo alejar a uno de los dos, no veo un problema. Igualmente, tú asustarás en cualquier momento a Leah y morirá de un infarto.

Frunzo el ceño, ¿este sujeto es el primo de Leah? Hago puño mis manos al darme cuenta de que por sí o por no, Charlotte quiere su alma, a la cual desea con todos sus fuerzas corromper. Ella quiere ser amada y tener atención de la persona que la ama, pero de la manera en como quiere conseguir las cosas, no es la correcta.

—Charlotte, así no funcionan las cosas. Eres un demonio, pero debes tener consideración con las personas con las que te obsesionas. ¿Estás enamorada de él? ¿Por qué quieres corromper a la persona que amas?

—¿Y eso importa? Te daré un ejemplo. Si la persona que tú más amas te dice que no puede estar contigo porque tiene otra responsabilidad y que si fuera por él, daría lo que fuera por verla feliz, ¿quién soy yo para quitarle eso? ¿Le vas a reprimir ser feliz y no quitarle su alma? —ella acaricia el rostro del chico mientras me responde.

—Charlotte, son familia. Comparten un lazo de sangre y se cuidan el uno del otro. Claro que él daría lo que fuera por Leah. Lo mismo sucede con Valentina y conmigo. Daría lo que fuera por mi hija. Nos amamos, somos familia y lo mismo haría por cualquiera de los de mi manada —intento hacerla entrar en razón.

—¿Entonces, me darías a Leah para hacerlo feliz a él? —entiendo su punto, pero no soy lo suficientemente comprensivo para entregarla—. Si yo no le hago algo hoy, él morirá máximo en tres días y es peor, porque será mi esclavo por toda la eternidad. También lo alejaría de Leah porque ella me estorba. Nadie pierde en esto, cariño. ¿Te doy a Leah por Jay, Ares?

—¿Por qué tiene que ser un intercambio de almas, Charlotte? —pregunto, ignorando sus ganas de matarme—. ¿Por qué Leah tiene que pagar por tus decisiones o tu mal de amores?

—Porque me gusta este hombre y me estorba siendo humano —sus ojos se vuelven negros—. Si Jay muere y se convierte en mi íncubo, Leah estará libre y tú serás feliz. Si rechazas mi oferta, le haré vivir el infierno más horrible por toda la eternidad a tu mate. Ella sentirá el dolor y la agonía que a mí me dé la gana. Nadie le manda a meterse entre el hombre que quiero…

—Charlotte, entiende que las cosas no pueden ser tan radicales por tu obsesión. Leah no tiene que pagar por tus locuras —mi respiración se acelera, al verla convertirse en demonio.

El CEO Es Un AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora