Capítulo 29

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Leah.

Estaba segura de muchas cosas y una de ellas era querer una relación con Ares, pero no tenía idea de los problemas que tenían ellos como manada. Era extraño decir eso… manada o lobo, pero eso era Ares. Un hombre musculoso, de aspecto animal con un gran secreto.

Era el alfa de la manada más poderosa del país. No sé si de Europa, pero igual de importante que la de su hermano menor y también, el hombre del que estaba enamorada.

Soy una mujer activa y alegre, que ama bailar, por un accidente hace unos años, me lastimé un tendón y lamentablemente, no podré hacerlo más. Aunque no cumplí las órdenes del médico, mi última presentación será mi despedida. El doctor me dijo que era mejor retirarse ahora, que puedo caminar.

Me enamoré como una tonta, me encanté como una boba por un hombre que una noche dijo que me amaba y en la mañana siguiente pensé que me olvidaría. Tenía miedo de aceptarlo todo de él, pero solo mirarlo a los ojos, era suficiente para mí y fue ahí que me di cuenta de lo mucho que quería pertenecer a su vida.

Yo quería amor y quería ser amada, había soñado tanto con llegar a conocer a mi otra mitad, que por un momento pensé que su actitud conmigo se debía porque quería jugar conmigo. Con Ares todo pasó muy rápido y no me importaba. Estoy tan segura de que si hubiese sido con otra persona, de psicópata y acosador, lo hubiese tachado.

Él se hizo indispensable para mí en cuestión de días.

Pero hay una realidad diferente a lo que yo no recordaba. Por lo menos Ares me había salvado de mi padre, pero la persona frente a nosotros, daba miedo. Su rostro era sin expresión, pero sus ojos estaban llenos de odio.

Daniels, el padre de Ares, parecía querer acabar con todos aquí.

Ares estaba visiblemente afectado y no era para menos. Podría no entender muchas cosas, pero podía sentir el dolor de mi hombre. Su respiración era pesada y podía notar la confusión en su rostro. Su padre estaba de regreso y nadie sabe que pueda estar pensando ese señor. Sonreí y bajé la cabeza unos instantes para evitar que mis lágrimas cayeran. Sentía tanto dolor en mi pecho, que me dolía respirar… Ares estaba sufriendo.

Quiero llevarlo a otro lado.

—Vamos a irnos… —murmuro para mí, veo el rostro de miedo que tenía Valentina—. ¿Quieres que saquemos a papi de aquí?

El padre de Ares sonreía con una emoción inexplicable ante la sorpresa de Ares. Los chicos estaban en silencio observando la situación y parecía que iban a atacar si Ares se los pedía. Mi primo fue quien entendió lo que quería hacer, pero tampoco podía intervenir en ese problema.

—Estoy bien, Jay. Solo que es algo que no entiendo completamente todavía —le susurré, no quería preocuparlo—. Vamos a dar una vuelta y dejemos que ellos hablen. No puedo sacarlos a todos por más que quiera.

—Vale, Leah —me da un apretón de manos y vuelve a verlos a todos—. Por lo visto es una persona de temer, porque no se dan cuenta del susto que tiene la pobre niña.

No podía sacar a Valentina de ese lugar. Lo único seguro era que podía correr peligro si ella se alejaba de su padre.

Ninguno se dio cuenta de que nos habíamos ido, pero necesitaba salir de la mansión.

***

Salimos de la casa y caminamos bajo la nublada mañana de Grecia, hasta que Jay decidió que era buena idea regresar a mi casa para que pudiéramos estar cómodos. La mejor noche de mi vida es reemplazada por un miedo y dolor inexplicable.

—Siento que debería decirle a Ares en donde estoy ahora —me siento en el sofá, cierro los ojos mientras analizo la situación—. Tal vez se preocupe y me empiece a buscar como un loco por haberme ido.

—Tal vez deberías decirme primero que es lo que sucede contigo —un nudo se formó en mi garganta, abrí los ojos, sorprendiéndome de que Jay estaba sentado a mi lado con un vaso de jugo—. Una preocupación a la vez, querida prima. Eres una persona que acumula demasiado y pues… ya estoy aquí.

—Jay…

—Es necesario que lo digas para saber a qué debo atenerme por la aparición de esa persona, Leah.

—Ares es un lobo y el Alfa de la manada, pero no sabía que aparecerían los problemas tan pronto —enciende el aire acondicionado porque él estaba sudando mucho—. Me duele el dolor de Ares, eso pasa. Con lo que había sucedido contigo y él durante la recuperación de mi memoria, decidí aceptarlo. No puedo hacer nada porque ya es algo que tenemos. Estoy completamente enamorada de Ares. Lo quiero a mi lado y que esté para siempre en mi camino. Quiero vivir con él para siempre, Jay.

—Me estuvo explicando Aaron que es normal lo que te pasa porque eres su otra mitad. Eres su luna y tienen una conexión especial. Eso demuestra que eres la elegida del Alfa.

—Pero es que me siento tan mal… —empiezo a llorar—. Siento pesado mi pecho, desespero, miedo y muchos sentimientos más. No son míos, pero están en mi pecho y me desgarran. Siento tanto en tan poco tiempo que tengo miedo de todo. El sentimiento de abandono está en mi corazón, pero yo enfrenté ese temor. Es como sentir que Ares no está seguro de lo que siento por él —limpio mis lágrimas—. Jay, yo nunca he sido exigente con nada, pero soy la persona más insegura de la vida. Nunca he sido egoísta y mucho he pedido conseguir algo diferente, pero lo quiero tanto a él, que la aparición de su padre parece algo tan grave, que tengo miedo de que Ares salga lastimado.

—Ay, Leah —me abrazó con tanta fuerza que sentía que me estaba rompiendo en mil pedazos y a la vez, estaba armando mi corazón—. Mi prima querida, te mereces tanto y odio no entender del todo que es lo que está sucediendo. Eres tan noble y buena que no puedo entender que tengas que sentir todo lo que siente ese perro.

—Es que esos sentimientos son tan dolorosos ahora. Lo tenía tan cerca y ahora lo veo tan lejos. Ares tiene miedo de perderme y yo tengo el mismo miedo, pero se siente tan inseguro ahora mismo —me abraza con más fuerza—. No me siento suficiente, Jay. Eso es lo que esa persona me hizo sentir cuando me vio, porque tal vez doy más de lo que debería recibir. Yo lo único que quiero es vivir con Ares tranquila, pero de pronto llega ese señor y mi mundo pasa a segundo plano. Él es la persona que mató a Amelia por no ser adecuada para Ares y con solo una mirada, me hizo sentir tanto miedo, que solo me quiero alejar y desaparecer muy lejos de todos.

Merezco no ser amada y querida por el hombre que yo amo. Pero el odio de esa persona es tan grande, que me siento insegura.

—Leah, eres una mujer preciosa con muchas luchas internas —deja de abrazarme y pasa sus pulgares limpiando mis lágrimas—. Yo te amo con mi vida, tonta, y sí, puede que esa persona te haga muchas malas jugadas, pero para eso estoy aquí, para que luchemos juntos —pongo mi mano sobre la de él—. A veces el destino nos pone la situación muy difícil y muchas veces en el caso de nosotros, no logramos lo que queremos al inicio, pero tenemos que ser fuertes porque quedarnos en el suelo no es una opción y recibir las migajas del destino mucho menos —besa mi frente—. Que ese fulano destino se vaya a la mierda y tú prepara tu propio camino.

Sonrío porque eso es algo muy propio de Jay.

—Si no es lo que quiero y anhelo, decido quedarme sola —él sonríe, pero veo el dolor en sus ojos—. Jay, yo solo quiero ser amada por Ares, quiero estar con él, quiero que los dos luchemos y al final del día estemos juntos. Porque todo lo que pienso es él y nadie más. Me enamoré como una idiota y no sé qué hacer para que no se sienta así —me empiezo a reír—. Yo y mi mala costumbre de enamorarme de gente que es extraña.

—Yo me enamoré de un ángel caído que me quitó la vida en un ataque de celos —vuelve a besar mi frente y guardamos silencio.

Nosotros estamos locos.

El CEO Es Un AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora