ღ'-𝙲𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 24: Carta 1/2
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-Querida Kochou...
-No.
-¿No qué?
-Es Shinobu...
-¿Me interrumpiste por eso?- Giyu asintió levemente mientras Tengen suspiró.- Claro, ustedes se llaman por su nombre. Bien, entonces, dime ¿se te ha ocurrido algo que decirle?
-¿Eh? ¿No lo estabas escribiendo tú?
-Sí por supuesto, pero..- Uzui miro fijamente a su compañero y con su dedo índice presionó el pecho de este, justamente el sitio donde está su corazón.- ¿hay algo que te quiera salir del corazón? Digo, ¿decirle unas palabras que salgan desde lo más profundo de tu corazón?
Giyu tembló.- La verdad no se me ocurre nada.- apenado agachó su cabeza.- No se como expresarlo o escribirlo.
El albino cerró el papel en el que escribía y se acomodó frente al pelinegro.
-Se franco conmigo.- Tomioka lo miro confundido.- ¿Estas preparado para esta relación? ¿No se apresuraron?
-¿Qué quieres decir?
-No lo sé. Pienso qué tal vez ambos fueron demasiado rápido.- el albino se encogió de hombros aún con la vista a su compañero.
-¿No fuiste tú el que me dijo que debía confesarme?
Tengen enarcó una ceja.- Es cierto. Yo dije que debías admitir lo que sentías, pero, solo si estabas seguro de eso.
-Estoy seguro que la quiero.- se detuvo mirando a los alrededores.- Lo qué pasa es que no se como demostrárselo. Tal vez y tengas razón, fue muy precipitado el unirnos.
Uzui lo observó detenidamente mientras el azabache seguía mirando por los alrededores. Tengen colocó su mano en el hombro de Giyu.
-Escucha, lo mejor es hablarlo. Ve con ella, dile como te sientes y pregúntale cómo se siente ella.- Giyu dudó y débilmente asintió.- La carta puedes escribirla y yo te ayudaré, las palabras saldrán solas. Cuando la carta esté lista, conseguirás unas flores, irás a su finca y lo hablan con calma y después se verá qué pasa.
-De acuerdo, pero... si esto se complica o sale mal.
-Los sentimientos y deseos de ambos importan. Háblenlo con calma como la pareja que son lograrán entenderse, y si no pueden, Kanroji y yo estamos para ayudarlos en lo que sea.
-Gracias...- Giyu esbozó una suave sonrisa y suspiró.- pienso que siempre tienes las palabras correctas.
-Experiencia de vida, amigo.- el albino también sonrió orgulloso.- Bien, centrémonos en terminar esa carta, ¿te parece?
Tomioka simplemente asintió y ahora la concentración de ambos volvió a lo del principio: escribir la carta.
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Sanemi y Gyomei se encontraban juntos sentados en uno de los puestos de comida del pueblo. El albino le conversaba al pilar de la roca sobre el entrenamiento que estaba dando a su (molesta) aprendiz.
-Estoy harto.
-Fue un pedido del patrón, si te molestaba, ¿por qué aceptaste entrenarla?- preguntó Gyomei.
-Lo has dicho mismo; fue un pedido del patrón, no podía negarme.
-Claro que podías, simplemente le hubieras dicho: Patrón mis sinceras disculpas, pero, no podré entrenar a la chica. ¿Por qué? Porque no tengo paciencia ni para mí mismo.
