Parte 2: Capítulo 23

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-'ღ'-𝙲𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 23: Consejos.

                              

Sanemi estaba arto.

Según el pilar de viento, estaba gastando su muy valioso tiempo en entrenar a aquella chica, pero se aguantaba porque era algo que le había pedido el patrón.

El albino estaba haciendo sus posturas mientras la mujer estaba practicando la respiración de concentración total. Aunque de lejos, ese lugar parecía tranquilo, en realidad estaba muy denso. Shinazugawa estaba irritado y Yuri se encontraba impacientada, los constantes regaños del pilar la hacían perder paciencia, pero aún así debía guardar respeto porque la estaba entrenando, pero que ganas inundaban en su ser de darle un fuerte golpe al albino rabioso.

Los primeros días fueron un tormento para Yuri debido a que el albino solo la regañaba y le daba negativas a su trabajo. La chica quiso renunciar a su entrenamiento pero se prometió a sí misma ser fuerte y no dejarse vencer por nadie y mucho menos por un hombre malhumorado.

Ella fue mejorando, aunque las críticas del albino no paraban, ella las aceptaba y seguía con lo suyo.

-Lo estás haciendo mal.

La voz del albino interrumpió su concentración y con disimulo de enojo volteó a verlo.

-¿Qué estoy haciendo mal?- el hombre frunció el ceño, se dio cuenta de la burla en las palabras de ella.

-En todo el entrenamiento, no veo mejorías tuyas y yo perdiendo tiempo en ti- contesto y con eso la paciencia de la mujer se acabó.

-Estoy harta de sus negativas ¿Por qué no viene y comprueba usted mismo mi progreso?

-¿Q-Que estás diciendo mocosa?

-¿Mocosa? Soy un año menor a usted, así que mocosa no soy y si usted quiere llamarme así, ese ya es su problema, no el mío.- contraatacó firme y sin bajar la mirada.

-Véte al diablo.

-Ya estoy frente a él.

Varias venas brotaron por la frente del pilar de viento, su paciencia se estaba acabando.

-Te crees mucho niñita.

-¿Me creo? Está equivocado, lo soy.

-Me estás haciendo perder aún más la paciencia.- advirtió irritado el albino.

-Y usted me la está haciendo perder a mi.- contestó seria.- Estoy segura que usted también es seguro de su fuerza y por lo tanto yo también estoy segura de lo que soy.

El pilar estaba callado viendo penetrante a la chica, pero la mujer al ver que el hombre no emite palabra alguna sigue hablando.

-¿Por qué no acepta comprobar mi progreso?- hablo con una sonrisa difícil de descifrar.- O es que me tiene miedo?

Explotó. La diminuta paciencia que había en el peli-blanco, explotó.

-Sí así quieres así será, prepárate niña engreída.

-Estoy lista, maestro malhumorado.

Y así fue ambos tuvieron un combate "práctico". El albino no se contenía mucho en sus ataques y de eso la mujer se daba cuenta, así que ella tampoco se contenía e iba con todo. Después de varios choques de espadas, la pelea acabó con el albino victorioso.

𝐅𝐥𝐨𝐫𝐞𝐜𝐞𝐫 𝐲 𝐒𝐚𝐧𝐚𝐫 ღDonde viven las historias. Descúbrelo ahora