Se observó al espejo, llevaba un vestido de fiesta largo color negro de satén con cuello desbocado de tirantes y abertura en la pierna izquierda con tacones de stilleto del mismo color del vestido. Su cabello con algunas ondulaciones y una maquillaje ligero, se sentía hermosa, especialmente por la forma en la que Adam volteó a verla en cuanto bajó por las escaleras del Hotel Shangri-La. Sus ojos divagaron varias veces a través de la abertura de su pierna y el generoso escote que se atrevió a lucir.
—Si me sigues mirando así juro que...
—Yo juro que te llevaré a la cama en este preciso momento —comentó atrayendo su cuerpo hacia él, colocó su brazo alrededor de la cintura de la mujer y se acercó a su oído de manera candente, su voz ronca le causó escalofríos en todo el cuerpo—. Y te haré el amor cuantas veces me lo pidas.
—Adam —alcanzó a balbucear en un gemido antes de que Hank Henson apareciera en la escena.
—Te ves magnífica Olympia —besó su mejilla no sin antes recibir un gruñido de Adam, Hank rio—. Pero parece que mi querido hijo te tendrá celada el día de hoy.
Palmeó la mejilla de su "hijo" con fuerza varias veces, sólo Adam pudo notar la burla que le estaba haciendo.
—Padre —respondió regresándole el gesto, Olympia también rio al notar lo cercanos que se veían—. ¿Vamos?
La fiesta apenas empezaba cuando en todo momento la joven recibió miradas que le causaron inquietudes al Dios, y es que tampoco podía despegar los ojos de ella.
Caminó alrededor de todos los proveedores con Olympia de cerca saludándoles, presentando respeto a los escritores más famosos de su empresa, a algunos empleados y amigos de la familia que también le ofrecieron el pésame por la reciente muerte de su madre.
Se reservó algunos comentarios en cuanto muchos de sus amigos y activos compradores le dirigieron palabras calientes referentes a su acompañante.
Entonces llegó el banquete.
El primer platillo fueron corazones de alcachofa con hígado marinado, de acompañamiento patatas avellana y zanahoria, frunció el ceño ante el sabor nuevo que había encontrado, hígado. Ni siquiera pudo terminarse la entrada.
Para el segundo plato, pato con jugo de zanahoria acompañado de espárragos y remolacha. Hambriento por lo poco que se servía tomó un poco del platillo central que contenía carne Kobe en láminas extremadamente delgadas, Olympia al verlo tomó su muslo y lo acarició con ternura.
— ¿Estás nervioso?
—Un poco, a decir verdad, también hambriento y estando tú a mí lado no hace que se me baje esta voracidad que tengo desde que te vi —comentó causando el sonrojo de la chica.
—Eres todo un Don Juan —respondió luego de verlo tomar una copa entera de vino blanco—. Deberías pararte a caminar un poco, te notas algo extraño.
Y así se sentía, ansioso por el evento, el afán de ver a la mujer y con Júpiter en su cabeza le estaba dando un mal trago a su día.
Suspiró en cuanto trajeron el último plato, mousse de chocolate amargo con kumquats caramelizados y sal ahumada. Olympia le volteó a ver haciendo una mueca, rio al verla sufrir intentando comer todo lo que traía el platillo.
—Creo que ahora tú deberías parar, te dará dolor de cabeza.
—Sí, será algo difícil llegar a mi habitación con estos tacones y el dolor.
— ¿Te ha gustado la habitación que elegí?
—Me tomaste por sorpresa Adam Henson, es preciosa, que bueno que te dejé ese trabajo —Adam asintió con el pecho inflado—. Tiene una vista maravillosa.
ESTÁS LEYENDO
Por amor a los Dioses.
RomanceEncantador, carismático, sobrenatural y misterioso: Adam Henson nunca se ha sentido parte de este mundo, ¿será porque no lo es? Un Dios entre mortales intentando aprender de ellos se ve envuelto en un romance con la jefe de su empresa, Editoriales H...