El semblante tétrico que le dedicó asustaría al panteón entero, digno de la persona que deseaba fuera su reina. Sentada sobre una silla en la cocina le veía una y otra vez, descansaba en la isla antes de que comenzara la pelea.
— ¿Qué problema tienes?
—No tengo ningún problema —respondió inocente.
—Por supuesto que tienes uno Adam Henson, ¿te fuiste durante tres meses? Sí, lo hiciste, ni una llamada, mensaje, carta, paloma mensajera, nube de humo —desvió la mirada evitando la de la joven, otro escenario que no tenía en cuenta—. ¿Tienes idea de lo que ha pasado en estos tres meses?
—Bueno...
—Estoy muy enojada contigo, fuera de aquí.
Dudó por unos segundos y entrecerró los ojos hacia ella.
— ¿De verdad me voy o quieres que me quede? —Olympia se quejó y colocó los codos en la superficie tapando su rostro—. Es que soy nuevo en esto, discúlpame.
— ¿En dónde estabas? Ni siquiera tus padres sabían. Y no digas, "estaba buscando algo." Porque, es la excusa más ridícula que he escuchado.
Apretó los labios esperando que mágicamente apareciese una respuesta para ella. «Rápido Adam, piensa una mentira», y desgraciadamente no logró pensar en una.
—No tengo ninguna excusa Olympia —confesó finalmente—. Lo que siento por ti, no lo he sentido nunca en mi vida, y cuando me pediste que me alejara, yo pensé que de verdad querías que ya no estuviera contigo.
La sinceridad con la que se expresó le hizo dar un vuelco al corazón, ciertamente era lindo lo que dijo y algo dentro de ella le creyó, aceptó su inusual disculpa.
— ¿Qué te hizo regresar?
—Quería verte, y mi amigo Mor... —pensó un poco y continuó—. Morfeo, me dijo que tenía que venir a disculparme contigo por ser un imbécil.
—Morfeo... ¿Cómo el dios de los sueños?
Adam frunció el ceño, por los dioses que nunca lo iba a perdonar Mors por ponerle un nombre comparado al de su hermano Somnus que tanto despreciaba. ¿Por qué no simplemente dijo Mors?
—Lo importante es que lo lamento, debí hacerte caso, y no debí hacer lo que hice.
Olympia asintió.
—Sí eres un tonto —rio mientras se ponía de pie, agradecía la buena respuesta. Le abrazó.
Adam correspondió su abrazo y se abochornó por la suavidad de su piel. Aunque fueran tres meses en el plano terrenal, sintió una eternidad entera y sabía lo que era una eternidad. Besó su hombro y luego la cabeza donde se quedó un minuto disfrutando el momento—. ¿Ya conociste a mi familia?
Saboreó cada platillo que le sirvieron, incluso el pastel y la bebida, no sabía si era por lo delicioso que estaba todo o la compañía tan amable y divertida. Deseó por unos segundos que sus hermanos fuesen así, no eran más que mezquinos, hipócritas.
Olympia lo miró todo el rato y se alegró de saber que con todos platicó y congenió a la perfección, la sobresaltó en cuanto Adam se dio cuenta que lo estaba contemplando. Cantaron hasta las 12 de la noche que el último invitado decidió marcharse y siguieron platicando entradas las 3 de la mañana. El vino que llevó ese día al padre de la chica terminó en un abrir y cerrar de ojos en el estómago de los comensales.
—Ha sido muy agradable volver a verlos a todos ustedes, debo volver a casa.
—Para nada, debes quedarte, es muy tarde para que manejes y tomaste.
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Por amor a los Dioses.
Storie d'amoreEncantador, carismático, sobrenatural y misterioso: Adam Henson nunca se ha sentido parte de este mundo, ¿será porque no lo es? Un Dios entre mortales intentando aprender de ellos se ve envuelto en un romance con la jefe de su empresa, Editoriales H...