─ Entonces... ¿dices traer contigo información del interés de los Medici?
Inconscientemente Cerebella se encontraba mordiendo ligeramente la uña de su dedo pulgar, claramente pensativa. Por desgracia, ese no era suficiente motivo para permitirle hablar con Vítale. Al menos no sin saber qué clase de información tenía para ofrecer y si valía realmente la pena revelar su ubicación. Vítale se encontraba en una situación demasiado delicada en ese momento. La transición de poder estaba llevándose en relativa paz y calma. La muerte de Lorenzo era un rumor del cual pocas personas podían dar veracidad, y aquellas que conocían la verdad habían optado por mantener un bajo perfil. En poco tiempo, Vítale seguramente podría declararse como el nuevo líder de los Medici sin que nadie pudiera oponerse.
Después de todo, como hijo de Lorenzo, era su puesto legítimo en la jerarquía familiar. Además de ser un deber del cual no debería desentenderse. Aun así, un descuido podía hacer que todo se descontrolara haciendo que la situación escapara de su control. Una lucha interna por el poder solo traería muerte, algo que para nada era del agrado de Cerebella y que esperaba que Vítale, con el nuevo poder adquirido, pudiera erradicar. Confiaba en que Vítale podía eliminar el crimen de las calles y cortar la cadena de odio que envolvía el mundo. Con Lorenzo y sus excentricidades fuera del juego, estaba segura que las cosas mejorarían para la familia. Aquella mala fama sería un recuerdo olvidado, estaba segura de ello.
Mientras Cerebella pensaba su respuesta, el silencio se hizo presente entre las dos una vez más, y para la joven Annie aquellos segundos parecieron ser una eternidad. Chasqueo la lengua, como si supiera que clase de respuesta recibiría. Estaba cada vez más irritada y se notaba mucho en su rostro. Aquella conversación no estaba llevándola a ningún lado, era tiempo perdido que pudo invertirlo buscando a Vítale por su cuenta. Aquel empeño insano por saber que tenía para contar era verdaderamente molesto. ¿Quería llevar la noticia ella y ganar el mérito? Improbable, Cerebella a leguas dejaba notar no ser esa clase de personas. La jerarquía para ella parecía carecer de sentido a no ser que la beneficiara o afectara de alguna manera. La respuesta más sencilla seria fidelidad, le era fiel a Vítale y a la familia de manera incondicional.
Le era fiel a una organización criminal sin siquiera tener en cuenta el trasfondo de todo. Lamentable, a sus ojos, esa chica era pura de una manera que resultaba tanto admirable como asquerosa. Personas así representaban un obstáculo para una mafia como los Medici...pero tenerlos de lado resultaba ser todo lo opuesto, un perro obediente a cualquier orden que se le diera. ¿Cuestionaría alguna de las acciones de la familia? Seguramente, pero esa fidelidad le haría ignorar aquella sensación de duda. ¿Alguien sufría algún daño? Entonces algo hizo para merecerlo. Cada acción ocasionaba una reacción y la familia Medici no actuaria drásticamente sin recibir alguna ofensa merecedora del castigo. Con una mentalidad así era simple de entender, Cerebella resulto ser una chica sencilla de comprender.
Era el momento de finalizar aquel estúpido juego. Un poco de presión la haría reflexionar mejor sobre qué clase de respuesta estaba a punto de darle. Tomo una bocanada de aire profunda, llenando sus pulmones a su máxima capacidad para luego liberarlo. Se sentía más relajada para hablar.
─ Cerebella... No soy tonta y tengo entendido que tú tampoco. Estás en tu derecho de negarme una reunión con Vítale, así como yo estoy en el derecho de contarle esto a otra persona si no me queda de otra. Adicionalmente, alguien tendrá que enterarse que Lorenzo está muerto y que vítale lo ha estado encubriendo todo este tiempo... El hecho de que nadie lo sepa hasta ahora, es muestra de mi buena fe hacia los Medici ¿no te parece?
Por unos segundos, la pregunta se mantuvo flotando en el aire mientras los labios de Annie se curveaban ligeramente hacia arriba, dejando ver una suave sonrisa en su rostro que la hacía ver benevolente. Annie miraba fijamente a Cerebella, deleitándose en secreto al ver como su expresión serena se contorsionaba cada vez más. ¿Estaba en shock, o acaso era miedo lo que sentía? No le interesaba. Se había trazado un objetivo y lo cumpliría sin importar que. Cuando sintió que Cerebella estaba a punto de hablar decidió tomar la iniciativa una vez más. Había ejercido cierto control y no tenía pensado permitirse perderlo. La sonrisa desapareció de su rostro en tan solo un instante, algo que hizo estremecer a Cerebella. No estaba entendiendo nada, y no podía ver a través de ella. Nada de eso estaba le gustaba en lo absoluto. Las siguientes palabras la harían aterrizar firme en la tierra.
─ Es tu última oportunidad. ¿Qué decides? ¿Vamos con Vítale? ¿O prefieres que este pequeño secreto familiar salga a la luz? No creo que Vítale salga impune de esto, y ve olvidando que se mantendrá como cabeza de los Medici. Quizás muera ¿sabes? Tú más que nadie sabe con cual moneda se paga la traición.
Por un instante Cerebella quedo sin palabras. ¿Cómo demonios se había enterado de eso? Por un instante se sintió en shock. Aunque rápidamente recobro la compostura. Maldijo para sus adentro pero por desgracia, no tenía otra opción más que dejarla reunirse con Vítale. Muchas cosas estaban en juego y no permitiría que tomar una decisión errada en ese momento tan crítico le pasara factura a los planes de vítale, jamás podría perdonárselo. Al final, la niña había cumplido su capricho. Sentía una pizca de ira en su corazón. Pero debía reconocer que había perdido. Aquel con mayor preparación y ventaja de información siempre tendría ventaja sobre aquellos que no la tenían, era algo que Vítale siempre le había dejado en claro y justo en ese momento pudo entender de que hablaba.
─ Parece que a Annie de las estrellas le gusta jugar sucio... Vítale está alojado en un hotel no muy lejos de aquí. Se suponía que nos encontraríamos en algunas horas pero tendremos que ir antes de tiempo...Aunque necesito que me entregues tu espada. Solo así puedo estar segura de mi decisión de confiar en ti. No quiero que hagas nada chistoso cuando lo veas.
¿A dónde se había ido la chica coqueta, sencilla y amable? Al parecer, Cerebella no estaba tomando nada bien el desenlace de su conversación. Oyendo aquellas palabras Annie no pudo evitar enarcar una ceja, claramente cuestionando sus palabras.
─ ¿tu decisión de confiar en mí? No estas confiando en lo más mínimo, pero entiendo tu punto. No confió en los Medici ni siquiera un poco... pero contigo puedo hacer una excepción.
Sin intercambiar más palabras, Annie entrego su espada. Por primera vez en mucho tiempo se sentía vulnerable, a pesar de tener la suficiente destreza para luchar sin necesidad del arma. Quizás era la costumbre. Aunque con Sagan a su lado, tenía la certeza de que no correría ningún peligro.
Sin nada más que decir o hacer. Ambas se dispusieron a abandonar aquel pequeño camerino y tomar su rumbo hacia el dichoso hotel. El camino se tornó largo y aburrido, pues ninguna de las dos pronuncio una sola palabra. ¿Quizás estaba nerviosa? Annie intuyo que si, Quizás Cerebella temía ser reprendida por haber expuesto la ubicación de Vítale, algo que bajo ninguna circunstancia debió haber hecho. Aun así no era su culpa después de todo, y si era tan solo un poco más inteligente que Lorenzo, Vítale lograría darse cuenta de que su perrita hizo más que solo guiar a un lobo a su rebaño.
─ ¿Puedo preguntar qué piensas obtener de los Medici? La información tiene un precio y quiero saber cuál es el tuyo.
Annie solo se limitó a reír, negando con la cabeza. ¿Qué pretendía sacar de todo ello? Ni siquiera ella sabía con claridad que era aquello que anhelaba su corazón. ¿Venganza o redención? Quizás podría ser justicia, o solo un poco de diversión. Tal vez un poco de cada cosa la haría sentir al menos un poco satisfecha.
Al final, la pregunta no tuvo respuesta, al menos no una que Cerebella pudiera entender. Juntas llegaron al hotel, una fachada más para lavar el dinero que los Medici ganaban de maneras muy cuestionables. Al llegar, Cerebella le pidió a Annie esperar en la sala. Ella accedió, ser traicionada en ese momento afectaría mucho más a Cerebella de lo seguramente ella podría tolerar. Y ciertamente, minutos después volvió para guiarla a una habitación apartada de las demás.
En ese instante pudo sentir su pulso acelerarse ligeramente, las verdaderas negociaciones estaban a punto de comenzar
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Endless Despair (Skullgirls)
HorrorContinuación no canónica de amor de hermanas... Puede tomarse como un capítulo extra