Las nubes negras en el cielo cargaban consigo un muy mal presagio, y de alguna manera todos en el castillo podían sentirlo, en el aire, como una nube toxica que no les permitía respirar con libertad. Toda aquella tarde Parasoul había estado inquieta, caminando de un lado a otro mientras Adam la seguía con la vista, en silencio e incapaz de atreverse a preguntar algo al respecto.
Habían pasado más de treinta y dos horas y Umbrella aún no llegaba. ¿Qué estaba pasando? Quería saberlo, pero la respuesta no llegaría de la nada. Tal parecía que las cosas no iban tan bien como le gustaba creer. Umbrella era lo suficientemente mayor como para recordar, y un par de dulces y libertades de más en el castillo no iban a cambiar ese hecho. Se estaba esforzando, más de lo que recordaba haberlo hecho en su vida. Pasar tiempo con ella, cumplir sus caprichos y tolerar sus ofensas, era el precio a pagar por un perdón que no daba señales de suceder prontamente. Se estaba cansando, y Umbrella también.
Ninguna de las dos lo olvidaba. Un error podría ser perdonado, y un segundo tropezón podría ser omitido. Pero una tercera vez era inaceptable, y quedaba claro que la primera vez no fue un error, ni la segunda una casualidad. Era un hábito que con el tiempo se hizo costumbre, Umbrella era lo suficientemente lista para notarlo. Y lo que ocurrió tres veces, siguió ocurriendo cuatro y cinco. Guardo distancia para protegerse...y no estaba funcionando. Parecía un vicio, y no podía entender como su hermana podía cambiar de manera tan brusca su comportamiento hacia ella. Siendo golpeada y abusada, los días pasaron, uno sobre otro, y su rutina no cambiaba. Reconocía el esfuerzo de su hermana por cambiar, pero solo podía comparar sus intenciones con un simple helado. Disfrutaría aquel breve momento mientras durara, en cuanto todo se derritiera, volvería al comienzo, a la nada incluso. Era una felicidad fugaz y momentánea, y lo que marcaba el fin de ese momento tan espontaneo era un trago tan agrio como el vinagre. Con el pasar del tiempo todos la hacían a un lado y entendió que de la mano de ella iba la mala suerte y los problemas, la pequeña Umbrella interiorizo que era ella quien tenía el problema, y no los demás.
Estaba cansada y deprimida, las ganas de vivir estaban evaporándose de su pensamiento y esto era cada vez más notorio para Parasoul y todo el que la rodeaba. Quizás había escapado, estaba segura de que no volvería, algo muy primitivo dentro de ella estaba gritándolo. Todo había sido su culpa. Había fallado como hermana, y aunque nadie se lo dijera, seguramente todos lo pensaban. Necesitaba algo, quizás una bofetada que la hiciera reaccionar y volver en sí, pero por desgracia estaba recibiendo todo lo contrario. Vivir entre cobardes le daba el valor para no cuestionar sus propias decisiones ni lo que hacía, y cada lamida a sus pies limpiaba su culpa, más no la suciedad que llevaba en su interior. El privilegio de ser una princesa, y su maldición a la vez.
Sus errores eran aplaudidos y las suplicas de su hermana, ignoradas. Todos en el castillo estaban tan podridos que podían entenderse y apoyarse entre sí. Las paredes del castillo, al igual que las personas, guardaban secretos mientras fingían ser sordas y mudas.Y la única pura, la persona más inocente, era dejada de lado, ignorada por todos y puesta a su suerte. Un espécimen extraño que no encajaba en aquel lugar, ni en un mundo cada vez más oscuro y retorcido. Todos eran culpables, y Parasoul más que nadie era consciente de eso.
La tarde acabó, abriendo paso a una noche tormentosa. La lluvia caía de manera estrepitosa mientras los truenos resonaban como fuertes cañonazos haciendo temblar la tierra. Parasoul no recordaba la última vez que había llovido así, y supuso que al menos en lo que llevaba de vida el reino Canopy nunca había visto una lluvia de tal magnitud. Umbrella tampoco llegaba, aunque imaginarla usando su impermeable la tranquilizaba en cierta manera. Al menos lo suficiente para relajar sus músculos y no sentir aquella horrible tensión en sus hombros, le gustaba pensar que él té que Adam había preparado antes de partir fue de ayuda.
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Endless Despair (Skullgirls)
HorrorContinuación no canónica de amor de hermanas... Puede tomarse como un capítulo extra