Cruzando el umbral, no pudo evitar sentirse ligeramente decepcionada con lo que veía. Se trataba de una habitación totalmente común y corriente. Sencilla y básica, solo con lo necesario. Una cama de madera, un ropero y un par de sillas por allí servían para ocupar el espacio de la habitación, al igual que una mesa redonda justo en el centro de la misma. En cuanto a decoraciones, un cuadro de aspecto sencillo donde se retrataba la figura de una esbelta mujer colgaba de la pared justo al lado de la única ventana que podía verse en la habitación, la cual se encontraba cerrada y cubierta con cortinas bastante gruesas de un color azabache. Lejos de eso, el cuarto tenía una apariencia tan simple que parecía deprimente.
Imaginaba que el nuevo jefe de la mafia Medici al menos estaría en alguna suite lujosa, pero claramente ese no era el caso. Aunque teniendo en cuenta el contexto, Annie se sintió estúpida por esperar algo así viniendo de una persona que planeaba mantener un perfil bajo.
En cuanto puso un pie en el interior de la habitación sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. La sensación desagradable de alguien mirándola fijamente la hizo girar la cabeza para encontrarse con un rostro sonriente. La dama de negro, pensó para sí misma. Por algún motivo ese apodo cruzo su cabeza en cuanto sus miradas se cruzaron. Su vestimenta parecía ser bastante refinada a su parecer. Una mujer madura que usaba un vestido azabache y cubría su rostro con un velo, no era alguien que conociera. Además el arma que llevaba por mano haría que este personaje nunca se borrara de su memoria. A pesar de mirarla con una amplia sonrisa en su rostro, aquel gesto le pareció incómodo y espeluznante. Se mantendría ignorándola siempre y cuando siguiera sentada en el mismo sitio.
La mujer había robado su atención, pero una voz masculina le recordó porque estaba allí. Vítale Medici se encontraba sentado Frente a la mesa de madera. A pesar de las altas horas de la noche, vestía un traje café de aspecto elegante y costoso. Tenía la apariencia de un hombre vigoroso y saludable rozando a duras penas los treinta años de edad. Su barba y cabello bien arreglado favorecía mucho a su figura. En cierto modo, era apuesto. Contrastaba demasiado con la descripción que había conseguido de él. Se suponía sería un hombre viejo y de aspecto desagradable. Suspiró, quizás el informante se había equivocado y lo describió un poco más viejo. Compartía rasgos con el Vítale del que le hablaron después de todos.
─ Muy bien chicas, tomen asiento.Sin decir nada, Cerebella se acercó a la mesa y tomo asiento justo al lado de Vítale por la derecha mientras que la otra mujer se sentó a su izquierda. Había tan solo cuatro sillas distribuidas alrededor de la mesa. La distribución de las sillas le pareció bastante curiosa. De un lado de la mesa, tres sillas muy cercanas la una a la otra. Mientras que del otro lado tan solo había una silla solitaria. Si las sillas se distribuyeran correctamente, entonces habría una silla por cada punto cardinal y cada persona se encontraría de frente a otra. Era la forma más cómoda de hacerlo, dando movilidad en caso de que alguien quisiera retirarse o permitiendo charlar cómodamente girando la cabeza de forma sutil para ver a quien estuviera hablando. En ese momento, la distribución de las sillas hablaba mucho del rumbo que tomaría la conversación. Viendo a la dama de negro, Vítale y Cerebella tan juntos, supuso que intentaban ejercer cierta presión psicológica sobre ella. En cuanto se sentara, podría sentir como tres pares de ojos caían simultáneamente sobre ella, juzgando cada una de sus palabras y seguramente poniéndola en duda. La cuestionarían lo suficiente hasta entorpecer sus palabras y hacerla dudar. Una vez que dudara de sí misma, acabarían devorándola como lobos. En todo caso, Annie no podría hacer eso. Muy bien pudo poner en jaque a Cerebella, pero si intentaba algo en esta ocasión, habrían dos personas para respaldar a Vítale en todo lo que pudiera decir o proponer. En cambio si ella se encontraba en apuros no tendría el apoyo de nadie. Era una situación complicada.
Suspiró. Sentarse en esa silla seria perder cualquier oportunidad de sacarle algún provecho a aquella reunión. Una vez que sintiera la intimidación, todo habría acabado.
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Endless Despair (Skullgirls)
HorrorContinuación no canónica de amor de hermanas... Puede tomarse como un capítulo extra