IX La promesa 1ra parte

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Finalmente, el momento había llegado. Subiendo a la tarima se vio a un hombre de cabello
castaño y porte caballeresco acompañado de una jovencita de piel morena y ojos verdes. Sus
expresiones dejaban ver serenidad, pero el sudor en exceso que bañaba a la chica dejaba en claro que algo estaba poniéndola nerviosa.

¿Y cómo no estarlo? Sentía que estaba jugándose la vida por un motivo que no la beneficiaba de
la más mínima manera. Aun así, debía cumplir con el rol que le asignaron. No había logrado
zafarse por completo de la idiotez cometida con Filia y ese había sido el acuerdo al que había llegado con su cliente. Vítale fue generoso, o eso le parecía si tomaba en cuenta la fama de su apellido y como solían castigar a quienes fallaran sus expectativas.
   
Un discurso fue su salida. Le parecía bastante simple. No sentía pánico escénico, era una chica con mucha confianza en sí misma después de todo y creía poder soportar más de un par de ojos sobre ella. Sin embargo, le temía a las consecuencias que sus palabras podrían causarle en un futuro no muy lejano.

No estaba en sus planes convertirse en mártir, después de todo.

Como fuera, lo haría. Su preocupación en ese instante era cumplir con las expectativas de Vítale y expiar su error. Mientras subía a la tarima miraba a su alrededor con cautela, escudriñando cada aspecto de los presentes. En pocos minutos una multitud se había agrupado alrededor de ellos, era más que perfecto para cumplir sus objetivos, pero personalmente eso no le podría importar menos.

No veía a las garzas por ningún lado, suspiro de alivio al convencerse de ello.

— Comencemos entonces.

Susurro para sí misma mientras se apoyaba en el podio frente a ella, acercando su rostro al
micrófono. Vítale logro escuchar sus palabras y no pudo evitar darle una mirada furtiva antes de enfocar su vista al frente una vez más. No se notaba, pero lo invadía un gran miedo y emoción en partes iguales. Temía a las consecuencias, pero anhelaba ver el cambio que todo aquello
traería y todo el beneficio que pudiera sacar a la situación. Suspiró, y solo espero que la chica a su lado comenzara a hablar. Lo haría bien, debía hacerlo bien.

— Entonces…buenos días habitantes del reino Canopy. Agradecemos su presencia a todos aquellos que nos acompañan hoy y también a todos aquellos que desde casa nos miran… Enserio muchas gracias. Esto quizás sea inesperado para ustedes… lo mismo para mí. Pero el día de hoy mi persona Fukua Medici y el aquí presente Vítale Medici, decidimos romper el silencio
y pronunciarnos con respecto a esta… tan desagradable situación…

Con pasos cortos la chica se alejó de Vítale y del podio tras el cual se ocultaba. Necesitaba ser vista por todos, de pies a cabeza. Que se reconociera que ella estaba allí y no pensaba ocultarse de nada ni nadie. Miro al frente y continúo hablando, frunciendo el ceño en una mueca que
expresaba determinación. Su voz era firme. Luego de mucha práctica, había logrado
convencerse a sí misma de la veracidad de su actuación.

— Por mucho tiempo confiamos en que la familia real hiciera lo correcto, dimos el tiempo suficiente para que
actuaran y enmendaran el asunto por ellos mismo, aclarar el malentendido o en este caso, ser
sinceros con su pueblo… fue un grave error de nuestra parte pensar que eso ocurriría.
Decidieron  no aclarar las dudas de sus súbditos, y su insistencia por la verdad fue castigada con
mano de hierro ¿les parece esto lo más justo y correcto?

Fukua negó con la cabeza, dejando que sus palabras se vieran reflejadas en su estado de ánimo y lenguaje corporal. Necesitaba hacerse sentir y verse creíble, y sentir que lo estaba logrando la animaba a esforzarse cada vez más. Los focos estaban sobre ella y debía aprovecharlo al máximo.

— Por supuesto que no. La verdad era lo mínimo que merecían aquellas personas que eligieron colocarlos en la cima. Honestidad, era eso lo que merecíamos todos nosotros… Por fortuna, la verdad será revelada antes ustedes hoy.

Endless Despair (Skullgirls)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora