IX

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Ambos honraron su promesa —tal cual prometieron—.


Esta vez Shen Yuan trajo comida para dos puesto que tenía la firme intención de almorzar juntos —cosa que hicieron en cuanto cerraron por un momento la floristería para así poder tener un poco de privacidad y disfrutar de su almuerzo—.


Comieron en silencio mientras sus pies se rozaban y subían por las piernas del otro, entrelazando finalmente sus extremidades inferiores por debajo de la mesa, intercambiando la calidez de su piel.


Su coqueteo juguetón terminó con sus manos tocando el cuerpo ajeno —manos que se escabullían por debajo de la playera del otro y palpaban la ardiente piel que hervía al ser acariciada—.


Sus dedos se provocaron y pellizcaron mientras las flores ahogaban sus suspiros y gemidos.


Al escuchar que tocaban el pórtico ambos se vieron obligados a separarse. Alisaron sus prendas arrugadas y trataron de peinar su cabello lo mejor posible antes de abrir la puerta.


Los dos se sonrojaron en cuanto una pareja de ancianos los miró y les sonrió con complicidad.


Cuando llegó el final del día — y mientras sostenía entre sus manos una gran maceta con camelias rosas, rojas y blancas— Shen Yuan regresó a casa con la ropa arrugada y flores de ciruelo floreciendo en su cuello.*


Esa noche Luo Binghe volvió a ver al hombre de túnicas verdes y —aunque no podía distinguirle el rostro— le parecía vagamente familiar.


El viento arrastró consigo el sonido de su risa y la llevó a sus oídos.


Los brazos del desconocido permanecieron extendidos.


Era como si esperara un abrazo —uno que anhelaba profundamente—.


En el momento en que el floricultor fue a su encuentro —e intentó tomar las manos de aquel hombre entre las suyas— se despertó.





*Notas de la traductora para este capítulo: se refiere a que tenía chupetones en el cuello. Pensaba ponerlo llanamente así, pero sentí que le restaba romanticismo y que salíamos de la narrativa ya que —después de todo— estamos hablando de flores.

Y confieso que así suena más poético y me gusta más xD

UN LENGUAJE QUE SOLO NOSOTROS CONOCEMOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora