Archivo de una primera vez

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Jeonghan fue el primero en apartarse, aturdido, aún sin asimilar lo sucedido, perdido en la agradable sensación que le dejo aquel encuentro entre sus labios.

Se congeló por completo al pensar en exceso los hechos; de un tirón, el alcohol, lo llevó de un extremo a otro, los cables se cruzaron y ningún pensamiento sano surgió en su cabeza, estaba avergonzado, por cada intento de evitar un acercamiento.

Siempre fue él, quién marcó los límites, quien fingió indiferencia, quien se imaginó horribles escenarios para escapar de la situación.

-¿Hannie?

-¡Bórralo! ¡Rápido! ¡No puedes recordar esto!

La petición sonó a suplica, estaba desesperado por no dejar rastro de debilidad, sabía que al día siguiente el beso se convertiría en un desencadenante, de odio, asco o inclusive arrepentimiento, pues SeungCheol no estaba en su sano juicio y él tampoco, cabía la posibilidad de que después de eso, dejaran de ser amigos. Perderlo no era una opción.

Pero a su vez, sus acciones no concordaban con sus pensamientos, ahí seguía, admirando con deseo el cuerpo recostado en la pared, teniendo la certeza de ser la causa principal de la respiración entrecortada. Se acercó un poco más, solo para averiguar cómo sería coordinar sus latidos, respirar al mismo ritmo, no resistió las inmensas ganas de abrazarlo.

Cruzó los brazos alrededor del cuello de Cheol, tenían una altura similar así que no fue incómodo quedarse unos minutos disfrutando del contacto, tampoco protestó por la mano que se deslizó por su cintura y con astucia acabó con la distancia, solo la ropa se interponía entre sus cuerpos.

-No lo voy a olvidar. Me gustó. Me gustas. Jeonghan, yo estoy enamo...

-¿Ni aunque lo pida de rodillas? -lo interrumpió con la intención de frenar la confesión. Ya no tenía excusas para negarse.

-Hay muchas cosas que podrías hacer de rodillas, y suplicar no es una de ellas -comentó conteniendo una risita sin dejar de acariciar su espalda-. Bueno...eso depende de la situación.

-¡Oh, lo sabía! -exclamó Jeonghan, con fingida indignación al apartarse e impedir que aquella mano siguiera descendiendo-, eres todo un pervertido.

-Rezar. Me refería a rezar.

-Si, claro. Te veo en el infierno.

Jeonghan regresó a la habitación, no estaba tan borracho como para ignorar el peligro de ser pillado por un directivo.

Está vez no cerró la puerta y con una simple mirada, atrajo a Cheol como si tratara de un hechizo.

Mientras cambiaba el disco, por una versión extendida de su tema favorito, sintió alivio al escuchar el seguro disminuir el riesgo, y al fin pudo relajarse y sentarse en la cama sin expectativa alguna de lo que podría suceder. SeungCheol, hizo lo mismo, pero a diferencia de él no observó el piso, ese era uno de sus tantos atributos, tenía una mirada profunda capaz de traspasar la más mínima duda, no perdía ningún detalle a la hora de analizar aquello que le gustaba, le atraía o en su defecto le causaba intriga; podía percibirlo, justo en su nuca, pero no estaba nervioso, de hecho por primera vez al estar juntos su corazón latía con normalidad, porque ya no había razones para temer una interrupción o poner en tela de juicio su relación. Eran solo ellos dos, sintiéndose cómodos con el otro.

Informática 1983 [JeongCheol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora