Muerto de miedo y de fatiga, Jeonghan, avanzó por el pasillo, con prisa, dispuesto a recibir otro castigo, deteniéndose solo al llegar a su destino, las duchas. Ansioso abrió la perilla, y vio el agua correr con furia y perderse en remolino por el desagüe, como tanto quería desechar sus impuras fantasías. Con todo y pijama, se adentró en la fría lluvia, con tal de olvidar, al menos un instante sus preocupaciones, porque sí, odiaba bañarse los días en que el sol se negaba a brindar calidez y ahora se hallaba allí, en plena madrugada, torturándose a sí mismo en su afán de probar, que a cualquiera le puede pasar, despertar y ser víctima de la lujuria.
Al recostarse a la pared, se dejó caer, hasta acabar en el suelo abrazando sus piernas con desconsuelo. Sentía la necesidad de llorar, de drenar aquello en su pecho, que de un tiempo para acá no hacía más que impedirle respirar, pero solo había una forma de calmar el continúo palpitar de su corazón, y aunque le doliera admitirlo, era ver a Cheol.
¿Qué clase de pecado habrá cometido en su vida pasada, para pagar en cuerpo y alma semejante barbaridad?
La verdad, en ese momento, con el agua abriendo camino, y acariciando libremente su piel, no hacía más que buscar la manera de salir del lío en que estaba metido.
¡Ah, maldita sea!,
"Entre más pienso en ello, me pregunto, por qué Dios castigaría lo que da placer ¿Tú no?", la conversación que de pronto paso a ser coqueteo, seguía perturbando su mente.
Fue demasiado real.
"Eso depende de que tan lejos me permitas llegar", la manera en que deleitó cada sentido. El cómo le susurró al oído, para invitarlo a probar lo prohibido.
Sí, Cheol era de ese tipo, que le gustaba de a poco conquistar. Jugar.
No por nada era su rival.
Pero, el problema de ello, es que no había una cancha de por medio, una razón justa para batirse en duelo, a solas...porque en esos momentos, no hay otra cosa que quiera, que besar sus labios y arreglar sus diferencias mientras descubren su nivel de resistencia, en averiguar quién es el primero en proponer, satisfacer un sucio deseo.
Cuestionando la efectividad de visitar el lugar en el que la introspección es natural, Jeonghan golpeó con suavidad, la cabeza contra las baldosas, en un intento de ahuyentar sus pensamientos y así poder descansar, sin embargo, lo que sucedió en su cuarto solo fue el principio del suplicio.
Cerró los ojos, resignado, explorando de a poco su cuerpo, en un intento de resolver el dilema, de a qué se debe el repentino cambio. Antes no necesitaba un estímulo, evocar a alguien en su memoria para conseguir una satisfactoria sensación, pero ahora un nombre emergía de entre sus labios cada que conseguía alcanzar el límite del placer.
Y es que al cruzar aquella línea, ya no había manera de no pecar. De no dar cabida a la imaginación.
Le gustaba, en definitiva, convencer a su cerebro de que era otro, quien una mano escabulle bajo sus prendas.
Que cruel, tener que verse a sí mismo inmerso en un espejismo.
Jeonghan cayó de golpe en la realidad, y avergonzado por el tacto desesperado, se quedó inmóvil, tratando de asimilar lo que acababa de hacer.
Fue entonces, que detectó una sombra oscura que le envolvía el cuerpo, como un espiral, que iba jalando la escasa voluntad que le quedaba, hasta perderse en el estrecho espacio entre sus piernas. Sorprendido y en parte asustado, saco la mano de su ropa interior, pero eso no extinguió la oscuridad que de su cuerpo se apoderó, es más podría jurar, que la presión aumentó, haciéndole pasar por una dolorosa abstinencia. Al luchar por contener, al mal dentro de él, mencionó una vez más, al culpable en cuestión, en un mar de suspiros.
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Informática 1983 [JeongCheol]
Fiksi Penggemar1983, un año prometedor para el internado. Excelente formación. Sin margen de error. Bueno, Jeonghan tal vez sea la excepción. Mejor hablemos de SeungCheol, estudiante estrella, modelo a seguir de muchos, admirado por su devoción, con planes de entr...