Capítulo 9: Déjà vu.

15 3 0
                                    

K e y l a

No, no podía ser él, ¿O sí?

Había muchos guardias en cada esquina del palacio, era imposible que fuera él.

Podía sentir mi corazón acelerarse de golpe y el color desaparecer de mi rostro junto con mi aliento.

—P-por favor, v-vete. —susurré haciéndome bolita y tapando mis oídos mientras las lagrimas se acumulaban en mis ojos. —N-no me hagas daño.

—¿Keyla? ¿Estás bien? —preguntó el hombre con la preocupación en su voz, acercándose a mí poco a poco.

Provocando que yo solo tratara de esconderme más.

Si no me muevo, no me ve.

Si no me muevo no me ve.

Si no me muevo, no me ve.

Si no me muevo, no me ve.

—Hey, Key. Abre los ojos, soy yo, Eliot. —dijo el supuesto Eliot acercándose a mí con lentitud. —No hay nada que temer. Tranquila.

Aún con el temor y las lágrimas bajando por mis mejillas, levanté la mirada del suelo, viéndolo, y efectivamente era Eliot.

—¿E-Eliot? —me puse de pie volviendo a bajar la mirada por la vergüenza. —Pe-perdón, no sabía que eras tú... Es solo que... Pensé que...

—No, no te disculpes. Por favor perdóname tú a mí, no debí entrar así y asustarte. —expresó Eliot con el arrepentimiento en su mirada. —La cosa es que la puerta estaba abierta y pensé que quizá estabas aquí, solo quería venir a saludarte ver cómo estabas, te estuve buscando y estaba un poco preocupado. Pero eso no es excusa, en serio lo lamento mucho, no era mi intención asustarte de esa manera. —se disculpó con pena e incomodidad.

Lo mire con comprensión. —Oye, está bien. Solo fue un pequeño susto, estoy bien. —dije en un intento por convencerlo y tranquilizarlo.

—Pareció más que un pequeño susto. ¿Estás segura de que te encuentras bien? —preguntó aún con la inquietud.

No mientas.

Tú no te metas.

—Completamente segura. —aseguré con mi mejor sonrisa. —Solo necesito descansar un poco.

—Si tú lo dices, está bien. —aceptó no muy convencido, claramente dudando de mi respuesta. —Supongo que es momento de que me vaya. —dijo caminando hacia la puerta. —Si necesitas algo, estoy disponible.

—Gracias, Eliot. —dije con sinceridad. —Aprecio mucho tu visita, espero volver a verte pronto.

—Más pronto de lo que esperas. —aseguró con una sonrisa juguetona que demostraba su confianza, cosa que me provocó un pequeño déjà vu. —Descansa, Key. Hasta pronto. —y con eso se fue.

¿Por qué me resulta tan familiar? Es como si ya lo conociera, pero... ¿De dónde?

La pregunta no es de dónde, si no de cuándo.

La Princesa De Las Tinieblas. (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora