Capítulo 15: ¡Feliz cumpleaños!

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K e y l a

Su sonrisa pareció agrandarse más por lo que dije.

—¿Quieres hablar? Hablemos. —exclamó con entusiasmo parándose del suelo y acercándose a la poca luz que proporcionaba la pequeña ventana con barrotes de plata en lo alto de la pared. —Pero te lo advierto, princesa, si decides confiar en mi palabra eso dependerá solo de ti, no habrá nadie a quién culpar por tus decisiones. ¿Te atreves a correr el riesgo de confiar en un extraño? —preguntó asomando su cabeza por los barrotes de plata de la celda, acercándose de forma peligrosa a mí; provocando ruido al mover las cadenas que lo aprisionaban de manos, pies y cuello.

Su acercamiento me asustó y me hizo preguntarme por qué tenía tantas cadenas atadas a él.

¿Realmente es tan peligroso?

No hay ninguna necesidad de averiguarlo.

Al tenerlo cerca me permitía distinguir mejor su estado.

Las cadenas de plata le habían maltratado la piel por el uso de tantos años dónde estaban puestas. Su cabello y barba los tenía muy largos y maltratados, al igual que todo su cuerpo se encontraba lleno de suciedad, además de cicatrices y moretones que me atrevo a decir se veían bastante recientes.

Ya he tomado muchos riesgos está noche, uno más no me hará daño.

—Sí. —respondí con firmeza sin moverme de mi lugar.

—Te ves valiente y segura de ti misma, pero estás aterrada... Por mí y por mis respuestas a tus preguntas. —dedujo con facilidad. —No trates de aparentar, no a alguien que ha fingido lo mismo durante tanto tiempo. —comentó expandiendo sorpresivamente aún más su sonrisa, como si toda esta situación le causará gracia. —Es curioso, ¿sabes?

—¿El qué?

—Él dijo que vendrías hoy, en tu cumpleaños número 16 para obtener respuestas, por eso estoy yo aquí, supongo que ese sabelotodo es un adivino también. —expresó de forma casual descolocándome por la información. —Feliz cumpleaños por cierto, ya casi eres una loba completa...

—¿A quién te refieres con "Él"? —pregunté pasando por alto sus felicitaciones.

—¿Quién más podría ser, su alteza? —preguntó con gracia alejándose un poco de los barrotes balanceando su peso de un pie al otro por la inquietud. —Deluyuzc, eso es obvio. —se respondió a sí mismo, logrando causarme un escalofrío por el nombre del sujeto que me ha estado provocando tantas pesadillas y el causante de todas mis preguntas.

—Keyla... —esa voz.

Su llamado era tan calmado, como de alguien que cantaba una canción.

—¿Dónde estás pequeña? —el miedo que sentía era demasiado grande.

—¿Qué tiene que ver él con que tú estés aquí? —pregunté sin lograr comprender nada, tratando de ignorar las imágenes y voces que iban y venían a mi cabeza.

No de nuevo, no ahora.

Recuerda, no trates de detenerlos, solo déjalos fluir.

No es el mejor momento para recordar.

—Déjame explicarte. Yo estoy aquí porque él así me lo ordenó, he estado aquí por los últimos 10 años, solo esperando a que se formarán las preguntas es tu cabeza, para entonces yo responderlas, bueno... Algunas de ellas.

—¿Sigues jugando a las escondidas? —mi respuesta fue el silenció. Estaba temblando intentando no moverme ni hacer el más mínimo ruido para que no me encontrara, pero su presencia y la oscuridad del pequeño ropero dónde me oculto Aurora no era mi mejor aliado. —Creí que ya habíamos acabado con ese juego, sabes que yo siempre gano, Key. ¿Sabes? Ganar siempre, puede llegar a ser aburrido.

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⏰ Última actualización: Mar 20 ⏰

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La Princesa De Las Tinieblas. (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora