Hola!, lamento la demora para este. Aquí está el quinto capítulo.
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―¿No dices nada? ―Increpó. Liam, que hasta hace unos momentos tuvo la mirada encendida por la pasión (y también por el deseo de succionarle la sangre), se había quedado atónito después de que le ofreciera acompañarlo. Al verlo retroceder ahora, Sherlock casi se arrepintió de habérselo soltado tan deprisa.
Podía prever que ya no habría acción por esa noche.
―Sé que me apoyas ―dijo él, con una expresión ilegible mientras se miraba las manos―, pero no hace falta que vayas hasta ese extremo. No tienes que probar nada.
―¿Y quién dice que quiero probar algo? Lo propuse sinceramente; me preocupas y quisiera estar contigo en todo esto, sea lo que sea.
―Ni siquiera sabes a dónde iré, Sherly ―contestó él, sonriéndole de forma conciliadora, como si estuviese diciendo disparates.
―Lo sabría si me lo dijeras.
Entonces Liam le tomó por las mejillas con suavidad y se inclinó sobre su rostro. La profundidad escarlata de sus ojos era irresistible, y aunque Sherlock se hubiese entregado gustoso a la tentación como cualquiera de sus víctimas, no estaba dispuesto a rendirse con facilidad en esta ocasión.
―¿Para que puedas seguirme? ―inquirió él, en tono divertido. El filo blanco de sus colmillos asomaba.
―No es mala idea. ―Exudando una confianza inaudita, levantó la frente en señal de desafío. Su novio parpadeó, el rostro quieto, como si sopesara la seriedad con que hablaba. Soltó su cara despacio.
―Sherly, las cosas no son tan fáciles como te lo parecen a ti.
―¿No me puedes decir que no de una forma menos cliché? Debes tener mejores ideas ―dijo, apoyando los codos en el colchón para recostarse hacia atrás y encararlo, ceñudo.
―Estoy hablando en serio.
―¿Crees que yo no? ―contraatacó―. Es tu familia de vampiros, ya asumí lo aterradora que llega a ser.
Él ladeó la cabeza, estudiándolo; su mirada volvía a tornarse depredadora, como si fuese a saltar sobre Sherlock en cualquier instante. Quizás leía sus pensamientos, quizás no. Durante el tiempo que llevaban juntos, descubrió que Liam evitaba meterse en su mente a no ser que quisiera gastarle una que otra broma antecediéndose a lo que iba a decir.
No estaba seguro de si era por respeto a su intimidad o porque prefería no saberlo todo acerca de él. La segunda opción abría la puerta a varias preguntas.
De repente, Liam estiró los brazos para envolver su torso. Cayó de regreso en la cama ante el peso y la anticipación de la mordida. Sin embargo, él recostó la cabeza sobre su pecho y allí se quedó. Sin saber bien qué esperar, Sherlock rodeó su cuerpo de vuelta. El frío de la noche ya no era más que un recuerdo; podía sentir la calidez de su cintura a pesar de que todavía no bebió de su sangre.
―Te diré que partimos el viernes próximo ―dijo en un suspiro, al cabo de un rato.
Parece que estaba de suerte.
―¿Cuánta sangre me costará esa información? ―preguntó en broma, acariciándole el cabello rubio.
Al levantarse, su amante tenía una sonrisa cansada en el rostro. Los ojos, brillantes, dolorosamente dulces.
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La sangre entre nosotros
FanfictionLuego de superar sus diferencias, el atrevido Sherlock Holmes y el vampiro William entablaron una relación y ahora son felices el uno con el otro. Sin embargo, la vida puede ser eterna pero nunca idílica: el pasado no desaparecerá ni aunque lo encie...