Hola!, traigo capítulo. De antemano, gracias por leer.
Advertencia: Contenido un poco sangriento, se recomienda discreción.
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Cuando Sherlock despertó por la mañana, lo primero que notó fue que había olvidado cerrar las cortinas. Al ver la pálida luz penetrando en todos los rincones, cayó en cuenta de lo cansado que debió estar para no recobrar la consciencia al alba. Al menos en esta oportunidad eran las 11 y no las; más le valía no desperdiciar las horas de luz. Se vistió de forma apresurada, apenas atándose los cordones de las botas antes de salir. No se encontró con nadie en el pasillo ni oyó ruido alguno a lo lejos.
Con la seguridad de saberse solo, se dirigirse al cuarto de baño que, según recordó, se hallaba al fondo de ese piso. Era enorme, como todo en aquella casa; la ducha y la bañera estaban separadas, para usarse según el capricho del huésped, aunque su dueño fuera un vampiro que carece de de necesidades fisiológicas. Los espejos de la pared y las baldosas blancas relucían como si nadie los hubiese tocado jamás. Sea como fuere, Sherlock no se entretuvo más de lo justo. Tras asearse partió enseguida rumbo a la primera planta. Era allí donde pretendía comenzar su exploración.
Sin embargo, al pie de la escalera se encontró con una persona desconocida; una mujer menuda que barría el piso con una escoba. Al oír sus pasos detuvo sus movimientos y se enderezó para mirarle, como si ya lo esperara. Llevaba un pañuelo con un estampado en vivos colores sobre el pelo oscuro.
—Buenos días —le saludó con un acento más marcado que el de los trabajadores del hotel que Sherlock había escuchado hablar antes—. El señor Albert ha dejado indicaciones para servirle el desayuno. Pase al comedor, por favor.
Aunque dudoso, no tuvo más opción que terminar de bajar los peldaños restantes y seguirla más allá del salón. Tratar con una sirvienta era mejor que con Sebastian Moran, al que de seguro no despistaría con poco esfuerzo. Sherlock había creído que él sería el mayor obstáculo, pero no estaba por ninguna parte.
Un sitio ya había sido preparado para él, constató al cruzar la puerta que daba al comedor. Tomó asiento a la mesa de color marfil, cuyo tamaño no sobrepasaba al de una común. Pese a ello, no se le pasó por alto el ángulo sinuoso que tenían las patas, decoradas con detalles pequeños similares a las molduras de las paredes. En medio de aquel despliegue de lujo, a cada momento se sentía más fuera de lugar.
Antes de le superara la impaciencia de internarse en los recovecos de ese caserón y sacara un cigarro para calmarse, le sirvieron un desayuno consistente en una taza de café y unas tostadas de pan grueso con varios ingredientes, entre los que distinguió queso y tocino ahumado. Probó un poco, y la textura crujiente y el sabor intenso le abrieron el apetito. No había tenido tiempo de pensar en qué sucedería con las comidas mientras estuviera ahí, pero le alegraba no tener que ir al pueblo más cercano a pescar algo comestible.
La mujer, que había permanecido de pie a un costado mientras devoraba los alimentos, le habló cuando estaba terminando:
—El señor le invitó a dar un paseo a Botiza y los alrededores. No tiene que preocuparse por el traslado. —Aquello le hizo alejarse la taza de la boca en el acto y girar el cuello para mirarla.
—Gracias, pero prefiero quedarme aquí hoy. Esperaré a Liam, mi acompañante.
—El señor insiste. —Señaló el ventanal del comedor, el cual daba un buen vistazo de la mañana nubosa—. El clima es bueno para pasear.
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La sangre entre nosotros
FanfictionLuego de superar sus diferencias, el atrevido Sherlock Holmes y el vampiro William entablaron una relación y ahora son felices el uno con el otro. Sin embargo, la vida puede ser eterna pero nunca idílica: el pasado no desaparecerá ni aunque lo encie...