Impredecible

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La pequeña Alía Desmond se quedó observando el cielo azul, esos días había investigado demasiado en el diario de su padre y quería seguir leyendo, necesitaba respuestas a las preguntas que le surgieron, pero sobretodo quería entenderlo.

¿Me estas escuchando? —un rubio la observó

Lo siento, me quede pensando—lo observó

Como sea, Alía ¿irás a mi partido de fútbol? —la observó

Si, nunca me los pierdo ¿qué día? —sonrío

Mañana—frunció el ceño—Alía te invite desde hace un mes

Discúlpame, he estado pensando demasiado y no me di cuenta en que día vivo—se sintió avergonzada

No pasa nada—suspiró—mi deber como mejor amigo es apoyarte

Y disculparme—recordó algo—no puedo acompañarte mañana, quería ir a la biblioteca a investigar un poco

El rubio se levantó del pasto y la miró por última vez

Nunca me enojo contigo, siempre estoy apoyándote y ayudo en cosas que necesitas, pero ¿no puedes ir conmigo? —estaba molesto

Lo siento—se levantó—es que esto igual es importante para mí, puede ser que entienda a mi padre y

Lo sé, me encantaría que te llevarás bien con el tío Damián, pero—suspiró—extraño pasar tiempo contigo sin tener que hablar de ese diario—empezó a caminar—nos vemos en clase

La castaña se quedó observando esa escena, no entendía la actitud de su mejor amigo y sentía como su corazón estaba latiendo rápido por la frustración de no saber que responder.

Al llegar a casa, la pequeña saludo a sus Sarah y Emile, ceno, se bañó e hizo tarea, después de eso se dirigió hacia su cama y tomo el diario de su mesita de noche.

Las historias seguían siendo demasiado románticas, era entretenido ver a su padre buscando rosas para regalarlas o intentar ganar en el juego de fuerza para conseguir un peluche, pero mientras esos relatos seguían los meses en el diario pasaron hasta que los protagonistas cumplieron 18 años y entonces los textos cambiaron a cosas no tan fantasiosas, las frases eran más de adultos pensando un futuro, en que escuela estudiarían y que planeaban para vivir.

Un mundo nuevo que a su padre le estaba costando demasiado trabajo al ver como todos avanzaban y él no tenía claro que le deparaba el futuro.

"..... entonces al iniciar tercer año decidí meterme al grupo de debate, era un dios discutiendo y defendiendo, pero parecía que la vida nos estaba preparando algo nuevo..."

.-.-.-. - Flash Back

En los pasillos de Edén, Anya y Damián estaban caminando muy acaramelados, desde su viaje a la playa su lazo había crecido y su relación se hacía más sólida con el pasar de los días.

Señorita Forger—la voz de Henderson la hizo girar

¿Sucede algo? —lo observo con curiosidad

Tiene una llamada en la dirección, parece que es su madre—cerró los ojos

La pelirosada se sorprendió por eso y decidió soltar la mano de su novio para correr ya que era raro que su madre le marcará a la escuela, el joven Desmond y el profesor Henderson la siguieron con calma.

Cuando Damián llegó, Anya corrió a sus brazos para llorar encima de él, el joven acarició su cabello para calmarla.

Mi papá tuvo un accidente—lo observó—necesito ir al hospital y avisarle a Markus

Ella esDonde viven las historias. Descúbrelo ahora