El arte era tanto su modo de expresión, su mundo interno, como su propia jaula. Aquellas pinturas podían tener colores vivos, pero con el tiempo se habían ido marchitando.
Ya no lo hacía por ella; lo hacía por obligación.
Pero aquella cueva y ese ho...
Tres días habían pasado desde eso, y pensó que ya era hora de tomarse un descanso y dejar que el guardia fuera en su lugar.
Tres días en los que pasó situaciones parecidas, en las cuales llegaba a sentirse ajeno a sí mismo.
Fuera de eso, había notado una que otra mirada por parte de los sirvientes, como si desearan confirmar que él se hallaba por ahí. Creía que con dejar parte de su presencia, ya no estaba funcionando tan bien como esperaba.
Estaba por ser hora de que llegase el guardia. Esperaba escuchar noticias. ¿Y si le había enviado saludos de nuevo?
La puerta de la gran sala se abrió finalmente. El rey del Inframundo se sentó mejor en su sitio mientras leía un libro de arte, el mismo que le había comentado a la muchacha el día anterior.
Pero al levantar la mirada, no era alguien que imaginaba.
—Belcebú, tiempo en que no te pasabas por aquí.
Los ojos inexpresivos del recién llegado viajaron al dios de cabellos plateados que estaba sentado en su trono.
—¿Vienes para que te mate? ¿Otra vez?— preguntó sonriente para dejar las cosas sobre la mesita que tenía a un lado.
—Vengo porque tu sobrino me dio un mensaje para ti— dijo seriamente, pareciendo irritado por ser el mensajero.
—¿De quién hablas?
—De Hermes.
—Vaya. Nunca pensé que cedería su papel de esa forma. ¿Acaso no desea visitar a su tío Hades?— preguntó fingiendo incredulidad, lo cual irritó más al señor de las moscas.
—Pregunta respecto a la razón por la que te vio en el mundo humano hace unos días.
Su semblante fue cambiando poco a poco, hasta ponerse serio por completo. Lo que quería evitar, acababa de llegar a sus oídos.
—Y menciona que esto no se lo comentará a nadie más. Pero que quiere una respuesta.
Volteó a ver del lado en que se hallaba su bidente para acabar poniéndose de pie. ¿Qué se suponía que debía hacer?
Sus ojos viajaron de inmediato al cuadro que se hallaba detrás de su trono, en el cual salía él junto a sus tres hermanos menores.
—Dile que venga a visitarme, que su tío lo extraña— comentó mientras le daba la espalda.
A los segundos regresó a verlo, notando la molestia del otro dios.
—¿Quieres algo más? ¿Pelear?
—He descubierto que tengo cosas que hacer. Y esto de venir a pasarte el mensaje, lo vengo posponiendo desde hace días. No me he preparado para morir como tú deseas.
Dio media vuelta para salir de allí.
En la puerta de esa sala, se topó con el guardia que estaba llegando. Este mismo se sobresaltó por la presencia de Belcebú, parándose bien pegado al marco para que el otro tuviera todo el espacio del mundo para marcharse. Lo siguió con la mirada para regresar a Hades.
Este mismo, tenía la cabeza en otro lado. ¿Hermes ya sabría de la existencia de ______? En todo este tiempo en que el de cabellos negros había estado con otras cosas, ¿ya sé habría movido a decirle algo siquiera a su padre, Zeus?
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