Capítulo VIII

1.9K 261 45
                                    

Se sentó tranquilamente en la roca con alivio. Había salido un rato antes de lo normal con tal de no encontrarse desde el comienzo con Roche. Quizás si lo veía más tarde, no la haría sentir tan incómoda.

Sacó su cuaderno y lápiz, para reacomodarse a ver la cueva a varios metros por delante de ella. Incluso el ambiente se sentía de otra forma: era tranquilo.

Miró lo que tenía entre sus manos para alzar los ojos a la cueva. ¿Cómo debía de proceder a dibujar, o siquiera a tener alguna idea? Sentía que muy dentro de ella había una, pero que no surgía por carencia de cosas en la misma.

Dio un largo pestañeo, volviendo a la hoja. Fue pasando una por una, regresando a sus dibujos más viejos. ¿Cómo hacía en esos tiempos para conseguir los resultados que le parecían increíbles? Sin pensarlo mucho, la respuesta cayó en el hecho de que en el pasado lo hacía por gusto propio. No era que crear arte ya no fuera algo que le agradara. La obligación y amenaza de parte de su padre eran suficientes para tenerla bloqueada.

Suspiró con pesar tras recordar sus palabras exactas de lo que sucedería si no regresaba a tiempo o con algo bueno que pudiera vender. Él había sido un gran pintor que vendía sus cuadros, así que su reputación no podía caer tan fácilmente tras el inesperado día en que ya no pudo dibujar.

—Veo que has venido más temprano.

Sus ojos se abrieron de a par ante esa voz. Enderezó su espalda que se había encorvado sin notarlo, para regresar la cabeza a un lado. Allí estaba Hades, llegando.

—Gracias por los saludos de ayer— mencionó para sentarse tranquilamente en la roca que estaba por ahí cerca.

—No... fue nada...— dijo desconcertada, regresando al frente con cierto nerviosismo. ¿Acaso había parecido una boba con su reacción? —¿Acaso enfermaste?

—No, tenía cosas que hacer— mencionó mientras buscaba en su libro una página que perdió durante el camino.

—¿Ya las acabaste?

—Sí, así que vengo a cuidarte. ¿Mi amigo fue bueno contigo?

—Sí... Roger fue bastante... agradable...— no estuvo muy convencida de sus propias palabras.

—Perdónalo, se pone nervioso muy fácilmente hasta entrar en plena confianza— comentó pintando una pequeña sonrisa para regresar a ______, para parecer amigable.

—No, no, está bien... Yo tranquilamente podría ser él— soltó una risita, escondiéndose entre sus hombros.

Sentía su corazón latir con fuerza de los nervios. Su llegada fue completamente inesperada. Pero le alegraba y estaba un poco más tranquila que los dos días anteriores junto a Roel.

Incluso le avergonzaba voltear a verlo por lo guapo que lo encontraba al hombre de plateados cabellos, a pesar de estar vistiendo prendas tan viejas y sucias con tierra. Y su expresión facial tan tranquila provocaba que su latidos fueran en aumento, junto con el calor que comenzaba a sentir en sus pómulos.

Prosiguió un silencio tras sus últimas palabras, ocasionando que regresara a ver los dibujos viejos. Tal vez en su compañía, que le brindaba un poco más de calma que anhelaba desde hacía tiempo, le ayudara.

Hasta lograr dar con un dibujo de sus hermanos menores. Ambos dormían y eran más pequeños que de la última vez que los vio hacía unos días, de los cuales ya había perdido la cuenta. Ese había sido el único momento en que pudo retratarlos por el simple hecho de que estaban quietos.

Esperaba que algo la ayudara para impulsarse a dar un paso fuera del bloqueo, que también le daría un paso de estar más cerca de volver con los niños.

PINTURAS |Hades y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora