Capítulo XXIII

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—¡Hades! ¡Digo, señor!

Ante la exclamación por parte de Ronen que llegaba corriendo detrás de él por ese pasillo, se detuvo y giró a verlo. Desde la despedida de ______ no se veían: dos semanas para ser exactos. Cada uno siguió con sus deberes y obligaciones, mientras que el dios llevaba la minuciosa cuenta de lo que faltaba para volver a ver a la muchacha.

Recapacitó finalmente en el estado del demonio, el cual se hallaba sobresaltado.

—¿Qué sucede?— interrogó serio al tenerlo frente.

—Su sobrino, el dios Hermes, está aquí de nuevo— dijo en medio de un jadeo, recobrando el aliento —. Y sabe respecto a ______...

Empalideció a sus palabras. Lo que había sospechado, acabó siendo realidad. Buscó en el semblante del guardia alguna otra información, pero no había más que preocupación allí. En la de él, igual.

—¿Dónde está?— habló rápido, tomando rumbo por donde había llegado Ronen que lo seguía de cerca.

—Se encuentra en la sala principal del área norte— informó, sin perder el ritmo.

—Bien. Regresa a lo tuyo— y antes de cualquier otra cosa, el dios se esfumó de su campo de visión, provocando que se fuera frenando a ver a los lados. ¿Se había teletransportado, o vuelto invisible?

Por lo tanto, el de plateados cabellos, ya estando en esa habitación, notó como la otra deidad veía a su alrededor la minimalista decoración. No podía creer que no había notado su presencia hasta que el guardia la comentó; no podía creer que lo que sí lograba notar era la cercanía de ______ a la cueva en lugar de estar allí mismo. Eso se volvió una costumbre.

Estaba claro que sabía respecto a que llegó a la sala, pero seguía viendo lo demás.

—No sabía que ahora está esmerado en darle mejor apariencia al Inframundo, tío Hades— incluso pasó una de sus manos enguantadas sobre un mueble, sin hallar pizca alguna de polvo —. ¿Acaso a planeado traer a esa humana hasta aquí?

 —Solo deseo cambiar el ambiente. ¿De qué hablas tú?

Finalmente regresó a mirar al rey de ese mundo, sin borrar la pequeña sonrisa que surcaba sus labios.

—¿Ya se ha olvidado, tío?— habló como si él también hubiese conocido a ______, cosa que logró irritar a Hades —La humana a la sale a ver por las tardes. Aunque... estos últimos días no lo visto fuera del Inframundo. Además, está siendo la hora de esa reunión. ¿Está bien la humana?

—¿A qué quieres llegar, Hermes? Ve al punto.

—Vaya...— dijo ladeando la cabeza, perdiendo los ánimos que pintaba y apoyando una mano en su mentón —¿A terminado mal la relación con ella? Se veía muy feliz a su lado.

Cuando la deidad del lugar arqueó la ceja, no hizo falta que repitiera la pregunta. 

—Curiosidad solamente. Luego de nuestra última charla, quise ver cómo se entretenía en el mundo humano tras que me respondiera de forma general— bajó sus brazos a los costados —. Fue entonces que lo vi frente a la entrada del Inframundo junto a esa humana. Me resultó llamativo viniendo de usted.

Al volver a detallar los serios ojos de Hades, Hermes dibujó una sonrisa para tratar de alivianar el ambiente, sin sentirse incómodo en lo más mínimo.

—Lo respeto profundamente, tío. Incluso me alegra saber que tiene un tiempo para descansar: no me gustaría verlo "muerto" del cansancio. También de que se entretiene bastante con la humana— ensanchó su sonrisa, mostrando una pizca de picardía.

PINTURAS |Hades y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora