1 .Miedo.

196 28 2
                                    

*

*

No tuvo oportunidad.

-Papá por favor no lo hagas!-

No se la dieron.

-Te dije que ya basta, por una vez has algo bueno por tu padre!- empujándolo hasta aquel lugar.

-Por favor te lo ruego, si quieres trabajo, pero no me hagas hacer esto...-

Porque él jamás fue visto como un hijo, si no como una moneda de cambio.

-Me servirás más así- lo jalo fuerte y arrojo frente a aquel hombre que lo miro con lujuria, el joven frente a él era hermoso, belleza que su padre conservó a posta para este momento- aquí está, señor, como prometí...-

-Virgen, supongo- el hombre sonrió.

-En sus 17 años nadie le ha tocado, eso lo aseguro- temblaba y se abrasaba así mismo- es un omega puro señor, por eso su precio- relamió sus labios y se acercó a quien solo quería que la tierra lo tragara.

-Eres hermoso muchacho- olfateo su cuello notando la falta de aroma- no huele-

-Aún no se declara su aroma...-

-Como sabes entonces qué es Omega!!-

-Solo mírelo, ¡imposible que sea un alfa con sus facciones!- soltó al muchacho y se fue sobre el hombre.

-Por tu bien espero que este sea Omega o te juro te buscaré y te mataré, Park-

No importó cuánto gritó, suplicó y rogó, su padre no mostró arrepentimiento o preocupación por lo que sería de su vida junto a ese hombre, lo último que el joven vio antes de ser subido a ese auto fue a quien lo engendró mirar y contar el dinero que había recibido por él.

Al llegar a aquella fría casa, lo primero fueron golpes, el hombre quería hacerle saber que él ya no era dueño de su propia vida, que hasta para respirar debía pedir permiso.

Y él lo entendió, a los pocos días de estar allí entendió que todo debía hacerlo con cuidado y siempre preguntando, de lo contrario el castigo era incluso peor que la muerte.

Cuando su primer celo llego, se odio a sí mismo, no pudo ocultar aquel aroma dulzón que inundó las fosas nasales de su dueño, provocandolo, tomándolo sin cuidado alguno y marcando su cuerpo.

-Eres solo mío- dijo en su oído luego de dejar su interior lleno de su semen, aquel viscoso y caliente líquido que parecía inundarlo.

Y lloro, porque si bien nunca espero mucho de su vida, jamás se le pasó por la mente que este sería su final, vivir atado a quien no veía por él, por nadie.

Al segundo año de su vida en aquel infierno, pasó lo que no quería, aquel mareo seguido de la arcada, además de aquel aroma que parecía más fuerte salir de su cuerpo, no le tomó mucho saber al hombre lo que pasaba.

-Estás preñado- sonrió casi con felicidad- tendrás a mi cachorro- se acercó y dejó un abrazo en quien ya temblaba, si su vida ya era horrible con un pequeño sería peor- me darás a un fuerte alfa- susurro en su oído.

Por nueve meses, el temperamento y el trato del hombre cambió para con el menor, fue amable y hasta cierto punto considerado, sin llegar a ser demasiado, dejó los golpes y de tener intimidad de forma brusca, buscando siempre cuidar al cachorro que crecía dentro del vientre ajeno.

Bajo la guardia, y se dejó consentir, cegado por la máscara de bondad que su pareja le ofrecía.

Esa que se esfumó cuando llegaron de regreso del hospital con el cachorro en sus brazos.

En cuanto puso un pie dentro, le quitó al pequeño y lo empujó al suelo, dejando al recién nacido en algún lugar, para desabrochar su pantalón y quitar las ropas de su juguete.

-Por favor no, el doctor dijo que....-

-Me vale una mierda lo que ese idiota haya dicho, abrirás las patas para mí las veces que yo diga y cuando lo quiera- lo tomo del tobillo y sin cuidado alguno, lo penetro, cortando los puntos que el parto había dejado abriendo las heridas y por ende trayendo un dolor insoportable a quien ya no sabía como pedir lo dejará.

Y cuando sacio sus ganas, cuando el menor estaba más inconsciente que en este plano, se levantó, tomó al bebe y lo arrojó a un lado del menor, dios no le había mandado a un alfa.

-Alimenta a esa pequeña mierda, no quiero oírlo llorar -su mirada perdida tratando de hacer reaccionar a su cuerpo.

Por meses vivió nuevamente el infierno, siendo él un escudo entre su hijo y aquel monstruo, mismo que con alcohol en el cuerpo buscaba abusar del menor de todos, pero su padre estaba allí para recibir los golpes, insultos y empujes, así terminara desgarrado.

No fue concebido con amor, pero era suyo, lo sintió dentro de su cuerpo por nueve meses, era obvio el cariño.

Hasta aquel día.

-Deja a mi papi, no lo lastimes!!-golpeándolo con un palo de escoba, un pequeño de seis años defendia a su padre omega, de los golpes.

-Sal de aquí maldita alimaña o también te tocará!!!-lo tomó del brazo y lo lanzó lejos golpeándose un poco, pero no lo detuvo, se guardó el dolor así como su papi lo hacía y se fue encima otra vez.

-No, no, déjalo, ya, no le pegues a papi!!!- lo volvió a tomar y el pequeño vio en los ojos de su padre odio, y lujuria.

-Te lo advertí!!- lo arrojó nuevamente al suelo y lo desnudo de la parte de abajo, dejando su cuerpo a lo que su retorcida mente maquinaba, era un omega después de todo qué más daba tomarlo ahora o después.

-Déjalo- susurro, estaba muy lastimado y todo dolía, pero al abrir los ojos y ver lo que su pareja trataba de hacerle a su pequeño, dejó su dolor a un lado.

Se levantó y tomó aquella silla, la cual le dejó caer con toda la fuerza que su débil cuerpo tenía.

-A mi hijo no lo tocarás, oíste?- golpeó otra vez, haciéndolo caer junto al pequeño que estaba tieso del miedo-a él no lo tocas, maldito, enfermo a él no!!- cuando escucho aquel crujido seguido de la sangre soltó la silla, y dio un paso atrás, el cuerpo no se movía y parecía no respirar.

-Papá- miró a su hijo, y reaccionó, se acercó y lo sacó de donde estaba, recogió su ropita y se puso- él...-

-Escucha amor, ve por tu mochila azul y mete un poco de tu ropa, rápido...-

-Pero papá está...-

-Amor, tenemos que irnos ahora, si tu papi despierta nos lastimará a los dos, así que nos iremos sí, viviremos en otro lugar lejos de todo esto- se había agachado para hablarle, veía el miedo en los ojitos de su pequeño y él veía el de su papi, ese rostro lleno de golpes- ve- asintió y corrió hasta el lugar donde aquel lo obligaba a dormir, en una fría colchoneta en el suelo, dinero tenía solo que no lo gastaba en ellos.

Por su parte, el menor se acercó al cuerpo y sacó la billetera, con miedo a que este despertará, saco todo el efectivo que había y la dejó a un lado, cuando su pequeño volvió, le puso un abrigo viejo, le tomó la mano y luego de respirar profundo, salió de aquel lugar que tuvo que llamar hogar por casi siete años.

No importaba donde fuera, cualquier lugar sería mejor ese infierno.

-Estaremos bien papi?-

-Lo estaremos...-

*

*

.Mi Acróstico.⛭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora