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Se quedaron unos días más en Santa Fe, fue algo terapéutico para Spreen volver a conectar con su infancia y adolescencia, llevaba mucho sin estar en su ciudad natal.
Llevo a Quackity a conocer todos los spots que conocía, cada cancha de fútbol 5, cada cafetería que le gustaba ir, los lugares donde iba para escaparse de todo, le mostró una parte de su vida que no le había mostrado a nadie.
Fue muy difícil para el abrirse de esa manera ante el, mostrarle cosas que nadie conocía, poder confiar en el.
Que bonito es el amor, cuando te lo dan de regreso.
Aún así había algo que faltaba, algo indescifrable que Spreen no lograba comprender, sentía que había algo que necesitaba.
No sabia que era lo que quería, tenía miedo de distanciarlo, de alejarlo de él por miedo a no saber que era lo que quería, sabía que quería estar con el, pero aún no encontraba la manera de demostrárselo.
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De nuevo en Buenos Aires, cada uno regresó a su departamento, las clases comenzaban en dos días, así que tenían que alistar todo, a su vez el periodo "vacacional" que le habían dado a Spreen en la cafetería estaba a punto de terminar, por lo cual tenía que ponerse las pilas.
Los días pasaron y las clases comenzaron, no se sabía nada de Roier y Carre regreso al departamento, aunque entre ellos no se hablaban mucho, nunca lo hablaron, y Spreen es demasiado orgulloso para decir la primera palabra.
Como estaban tan ocupados, dejaron de hablar poco a poco, haciendo sus visitas cada vez menos, hasta que fueron nulas.
Spreen en cierta parte no le tomaba tanta importancia, ya que estaba ocupado y se imaginaba que el otro también, aunque le dolía un poco haber cortado esa comunicación.
En si no estaban en una relación, ya que nunca lo formalizaron, pero aún así no era como si fueran simples amigos.
Al pasar dos semanas sin hablarse, se escuchó unos golpes en la puerta de Spreen.
— Te traje galletas.— se escuchó mientras el argentino abría la puerta.
Spreen sonrio.— Quacki.— tomó las galletas, dejando el plato sobre la mesa, para tomarlo a el por la cintura y darle un fuerte abrazo.— Pasa.
Sentir su aroma de nuevo fue como un abrazo a su alma, sentirlo cerca era sentirse en casa.
— Gracias.— camino un poco.— Podemos ir a tu cuarto?
— Eh, si si, claro.— extendió su brazo dándole la señal de que podía seguir.
Spreen sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, una pizca de culpa y vulnerabilidad entraron en el, sentía que algo malo iba a suceder.
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ángel sin cielo. / spreeckity
FanfictionTu eres mi ángel, has venido a salvarme. Quédate una última noche, somos tú y yo contra el mundo entero. Eres el único que me entiende, quédate. Donde Spreen es un joven incomprendido y Quackity es alguien que tiene mucho amor para dar Aclaró que n...