cap 13

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Jimin abrió sus ojos en una mezcla de emociones bastante confusa, trató de separarse del beso pero los fuertes brazos del mayor se lo impidieron. Sentir como sus labios se movían en los suyos era algo un poco raro, pero aunque tratara de separarse, debía admitir que se sentía realmente bien. Poco a poco fue correspondiendo y movió sus labios casi al compás que los ajenos, cerró sus ojos y casi inconscientemente, llevó sus manos al cuello de Jungkook.

No se sabe cuanto tiempo estuvieron ahí, pero lo que si sabían era que cuando se separaron, ya había dejado de llover. Jungkook miró el rostro de su contrario y no pudo evitar esbozar una sonrisa al ver el sonrojo que habían adoptado las suaves mejillas del pequeño, sus ojos luchaban por no dejar escapar unas cuantas lágrimas pero era algo casi imposible, éstas ya estaban resbalando por sus mejillas.

—¿T-trata de burlarse de mí?— preguntó con su voz entrecortada. Se deshizo del agarre del mayor y se acomodó en su asiento.

El rubio torció un poco su boca pero no se acomodó en su lugar, solo guardó silencio mientras seguía viendo al menor. Tal vez trataba de sacar una excusa por haberlo besado, pero ni él sabía porqué lo había hecho. Tal vez creía que haciéndolo, la sensación en su estómago se disiparía, pero el asunto es que solo había aumentado.

—Yo... No me estoy burlando de ti— acarició el rostro del menor —Perdóname si te ofendí— fue lo único que alcanzó a decir. No era una persona de disculparse, pero esta vez sentía que debía hacerlo con él.

Jimin se quedó en silencio con la cabeza gacha, no sabía que decir o hacer, solo quería salir del auto.

—Creo que... Debo entrar a mi casa— fue lo primero que escuchó el mayor —Muchas gracias por traerme y por salvarme... De nuevo— susurró esto último y sin decir más ni mirarlo, salió del auto y entró a su casa.

Jungkook cerró la puerta del auto por dónde había salido el azabache y se quedó sentado procesando todo lo que había pasado. Llevó sus dedos a sus labios e hizo un toque muy leve en estos.

Suaves. Era lo único que podía pensar.

Los labios del azabache eran tan suaves que podían volver loco a cualquiera, ahora mismo se encontraba sonriendo como un tonto, miraba de vez en cuando hacia la casa y luego hacia sus piernas. Su corazón se sentía intranquilo y sus manos sudaban, era la primera vez que se sentía así, puesto que por muy ilógico y descabellado que suene, él jamás en sus veintiséis años de vida se había enamorado.

Claro que el rubio no sabía que se trataba de ese sentimiento.

Encendió el auto y emprendió marcha de regreso a su casa. No le iba a decir a Jackson lo que había sucedido por obvias razones, eso se lo guardaría hasta que lo considerara pertinente, si es que algún día lo llegaba a considerar.

•••

Al entrar a su casa, inmediatamente llamó la atención de su madre, quién se encontraba viendo su novela preferida en la televisión. Al percatarse de su presencia, se levantó del sillón y fue a abrazar a su hijo.

—Mini ¿Donde estabas? Llamé varias veces a Mark y me dijo que te habías venido solo, ya me estaba preocupando— paró de hablar al ver las lágrimas en las mejillas contrarias —Mi amor ¿Estás bien?

Jimin solo asintió lentamente y abrazó a su mamá sin decirle nada de lo ocurrido, no quería preocuparla, además tampoco era algo tan importante ¿Verdad?

•••

El azabache se encontraba organizando la sala de la casa, aprovechando que su mamá había salido. Hace un par de minutos había colocado el pastel en el horno y ahora estaba llenando el lugar de globitos de todos los colores. Una vez estaba convencido de que era suficiente, retrocedió un poco y llevó sus manos a su cintura, admirando su creación.

criminal › kookmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora