" ──Quiero... Que anule mi naturaleza, no quiero ser un omega. "
𝐒𝐈𝐍𝐎𝐏𝐒𝐈𝐒: En una sociedad donde los omegas solamente son bien vistos para cuidar del hogar y criar cachorros, Jimin intentará dejar atrás los estereotipos de su especie y así s...
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La primavera había llegado por fin, mi estación favorita, con todas sus flores y el cálido sol. Pero el polen no fue lo único esparcido. Creció un rumor, más bien una creencia, sobre que "el Hijo de la Luna" se había comprometido con el rey y de ahí mi nueva institutriz sobre política.
Por supuesto Yoongi y yo sabíamos que íbamos en serio, que todo terminaría en matrimonio, pero yo seguía con mi anular desnudo para aquel entonces.
Taehyung y Hoseok volvían de su luna de miel esa semana. El alfa se lo había llevado a conocer el sur del país; las playas y la gastronomía marítima, así que en casa se había notado su ausencia. Sobretodo cuando me tumbaba solo en mi cama.
El único consuelo que le quedaba a papá era que, aunque hubiera dicho adiós a uno de sus cachorros, había recibido a un nuevo miembro. El general Kim Namjoon estaba, oficialmente, cortejándolo. Por supuesto los cachorros estaban más que felices por tenerlo cerca, pero a mí simplemente me importaba la felicidad de Jinnie.
Yoongi, aprovechando la presencia de su (ahora) mano derecha Namjoon, se había dejado ver por mi casa varias veces. Había enamorado a la familia entera menos a papá, él seguía vigilándolo por si volvía a ocurrir un episodio parecido al de los meses anteriores, pero nunca se opuso a nuestra relación.
Yo le extrañaba. Entendía las responsabilidades que tenía como rey, pero seguía queriendo a mi alfa cerca. Aún así no fallé a mi palabra, no consentiría aparecer por el palacio hasta que supiera que Yoongi me esperaba en el altar. Por eso era él quien acudía a mí, escapándose de sus obligaciones por unas pocas horas al día. Aquella noche fueron piedrecitas en mi ventana lo que me avisó de su presencia.
Normalmente se presentaba de día para brindarle confianza y respeto a la figura de mi padre y para dejar claras sus intenciones, así que me sorprendió encontrarlo en la parte trasera de mi casa, escondido entre los árboles del jardín con solo la luz de la Luna iluminando su rostro.
──¿Qué se supone que estás haciendo? ──susurré en tanto me ajustaba el batín para cubrir mi ropa interior y me acercaba a él.
Yoongi tiró de mi brazo para esconderme con él tras unos arbustos, sólo entonces reparé en su cabello; corto y negro. Se sentía como al principio; dos mentirosos atrapados en medio de la guerra, cruzando sus caminos para no volver a separarlos.
──Necesitaba verte, siento aparecer así ──farfulló en el mismo tono de voz. No queríamos despertar a nadie──. Omega tengo muchas cosas que decirte.
──¿Tiene que ser en mitad de la noche? ──comenté con una risita──. Podrías haber esperado al amanecer.
──No ──replicó y me sujetó los brazos con relativa fuerza. Estaba serio, atabalado──. Es decir, podría, pero sé que no dormiré bien hasta que te lo diga.
Me hacía gracia el hecho de que evitase mi mirada, cuando nos habíamos pasado horas y horas juntos en otras ocasiones. Era casi adorable.
Con cuidado sujeté su rostro y me puse de puntillas en mis pies descalzos para alcanzar sus labios en un suave beso. Sólo uno, lo justo para calmarlo.