༺ seis ༻

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Las trompetas sonaron con un estruendo al unísono, tan fuertes que me desperté de un salto

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Las trompetas sonaron con un estruendo al unísono, tan fuertes que me desperté de un salto. Normalmente era una melodía suave la que tocaban para despertar a los soldados, pero aquella vez parecía una emergencia, era un toque demasiado constante y fuerte.

Al asomar mi cabeza por la tienda, vi a algunos alfas salir vestidos de uniforme hacia el centro del campamento, así que ante la duda eso hice. Lo más rápido que pude me lavé y me vestí, dejando mi negro y húmedo cabello recogido.

Mientras me dirigía al centro como los demás soldados, me pregunté qué podía suceder, porque allí estaba la tienda del rey y los Hwarang. Gracias a que era pequeño pude colarme entre algunos alfas, pero no me liberé de algunos comentarios o malas miradas, aunque tenía asumido que no a todos les agradaba mi presencia. Solamente con el grupo que nos reuníamos en la tienda Jung lograba algo de tregua.

Entre algunos brazos logré salir hasta el principio de la muchedumbre que se había formado, encontrando rápidamente el perfil particular de Hoseok.

──¿Qué ocurre? ──pregunté en un susurro al llegar a su lado.

Él sólo se encogió de hombros y me hizo un espacio a su lado, junto con algunos soldados que conocía de vista.

──El rey aparecerá pronto, tiene algo que anunciar ──susurró un general a mi espalda.

No recordaba su nombre de pila, pero su casa era los Bang, cercanos al sur del reino, de ahí su acento. Le sonreí en agradecimiento por la información, era casi el único general que no me intimidaba, a parte de Kim. Este era distinto, pero no me daba la impresión de ser cruel, sólo disciplinado, un buen líder.

──Esperemos que sea algo bueno ──susurré de vuelta, cruzando los dedos tras la espalda.

Unos segundos después apareció el rey, escoltado de algunos Hwarang y generales. En ese instante me arrepentí de no haberme quedado al final del grupo, porque desde esos metros de distancia pude sentir su presencia, imponente y feroz.

Sus ojos repasaron de izquierda a derecha el semicírculo de súbditos y cuando llegó mi turno recé internamente para que pasara de largo. Por desgracia se paró unos segundos de más, los segundos más eternos de mi vida. En mi interior batallé entre sostener allí la mirada o bajarla. Sus ojos eran felinos, bonitos, demasiado delicados para pertenecer a su presencia, aunque todo su rostro era... bonito, de facciones suaves pero firmes.

En ese momento me di cuenta de la cicatriz en su ojo, algo que no había visto antes. Cruzaba en vertical desde su ceja hasta debajo del párpado inferior, rojiza y brusca, sin temor a ser mostrada. El hecho de que el rey, que debía tener el rostro pulcro e impecable, fuese tan descarado de llevar aquello a la vista me provocó un escalofrío.

¿De qué sería capaz?, ¿qué me pasaría si descubría mi origen?

Por suerte, logré sostener la mirada hasta que pasó de largo en dirección a Hoseok, pero en mi pecho vibró algo parecido al miedo.

──Soldados ──comenzó un general al lado del monarca. Di un respingo de la impresión y lo miré caminar de un lado a otro──. Se nos ha informado de un nuevo objetivo. Ha llegado a nuestros oídos-

──El reino del Norte posee un dragón ──interrumpió el rey, dando un paso al frente.

Automáticamente se extendieron los rumores, todos los soldados comenzaron a hablar entre sí, pero el monarca se mantenía quieto mientras el portavoz volvía a su lugar. No supe por qué, pero esperé en silencio a que siguiera, quizá de la sorpresa de la noticia, o por la imponencia del alfa al hablar. Su voz era grave y un poco rota al terminar la frase, me erizaba la piel con sólo pensar que podría dirigirse a mí, en ese caso no podría evitar agachar la cabeza.

Al cabo de unos segundos el campamento se quedó en silencio y el rey dio otro paso al frente, manteniendo las manos tras la espalda.

──Seré directo ──continuó, vociferando para que todo el mundo llegase a escucharlo──. Debemos acabar con ese animal para ganar esta batalla de una vez por todas, de otro modo no habrá ninguna posibilidad de obtener la victoria. ──Sus ojos se pasearon por los presentes, analíticos──. Es un dragón de hielo, creado en las mismísimas aguas del océano. No es fácil acabar con él, por ello, el valiente soldado que consiga su cabeza recibirá honores y recompensas por el resto de su vida.

Después de terminar el anuncio, volvió a chocar con mi rostro, pero esa vez logré ver algo distinto en sus ojos, un destello de algo que no alcancé a descifrar antes de que desapareciera entre la tela de su tienda.

──¿Qué hizo al rey para que le mire así? ──susurró Hoseok, riendo nerviosamente.

──Realmente no lo sé. ──Suspiré y me giré hacia él, recordando las palabras del monarca──. Un dragón...

──Honores y privilegios ──susurró él.

──Sé que estás pensando en el caballo. ──Reí, dándome la vuelta para volver a la tienda.

Él me siguió junto al general Bang y se pusieron a hablar entre ellos, especulaciones sobre el dragón, las montañas del norte, y otras cosas que estarían rondando por el campamento al menos unos días.

Sin importarme si los perdía de vista, atravesé la niebla en dirección a los establos. Necesitaba alejarme de los murmurllos para pensar con claridad y allí nadie me molestaría pues los caballos eran cuidados temprano en la madrugada y el resto del día lo pasaban allí, descansando hasta que tuviéramos que usarlos para batallar.

Mi caballo estaba en la hilera de la izquierda, era marrón con manchas blancas y también era pequeño, aunque no tanto como para poderme subir fácilmente. Me acerqué a él, aún no lo había conocido, y comprobé que era bastante dócil porque se dejó acariciar en seguida que acerqué mi mano.

Allí pensé en mi propósito. Al principio no había tenido muchas esperanzas de volver a casa, realmente no me importaba morir allí si eso ayudaba a mi familia. Pero había prometido a Taehuyng que volvería sano y salvo. Y además había conocido a Hoseok, no podía dejarlo allí sin más, debía asegurarme que también regresaba.

Pero ahora... ahora tenía una nueva motivación. Si mataba a ese dragón, si lo conseguía, tendría todos mis problemas resueltos por el resto de mi vida.

Sabía que intentarlo podría costarme la vida, pero cualquier opción era buena, fuese cual fuese mi destino habría intentado dar lo mejor para mi casa.

Ahora sólo debía encontrar el modo de acabar con ese monstruo.

Ahora sólo debía encontrar el modo de acabar con ese monstruo

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❝ Matar al dragón 𝄄 𝒀𝑶𝑶𝑵𝑴𝑰𝑵 ❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora