Capítulo 14: Anfor.

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Dedicado a nathalycrin

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Dedicado a nathalycrin

Tal y como Ethan me ha enseñado, mantengo la mente en blanco proyectando la visión de nuestro destino, un lugar en el que jamás he estado y cuya única referencia se basa en una breve descripción por parte de Erika para llevar a cabo este viaje con éxito. Cuando al rato todo ese esfuerzo comienza a dar sus frutos, pues incluso con los ojos cerrados soy consciente de cómo mis pies se alzan del suelo, unido a un extraño nerviosismo que nace en la boca de mi estómago. Una brisa gélida nos envuelve y tras ser engullidas por una densa oscuridad, nos plantamos de nuevo en suelo firme pero esta vez, a las puertas de un mundo completamente distinto.

Temerosa examino el entorno, viéndome incapaz de asimilar tanta belleza. Sabía que Anfor se trataba de una enorme dimensión situada sobre los cielos, pero jamás hubiera esperado este reino casi infinito que se corona encima de las nubes y el cual queda resguardado bajo una enorme cúpula de un brillo irisado que resulta espectacular. El ligero codazo de Erika me obliga a refrenar esta sospechosa actitud escrutadora, fijando la vista al frente a través de la enorme capucha que cubre mi rostro.

Cuidadosas ascendemos con la pesada carga sobre nuestros hombros por las lustrosas escaleras de mármol blanco, hasta situarnos al frente de un desconfiado guardia con expresión impasible, quien controla el paso de ángeles a Anfor durante las horas nocturnas.

—¿El motivo de vuestra visita? —pregunta con cierta dureza, examinándonos con detenimiento tras impedirnos el paso como suponíamos que haría.

—Somos mercaderes, acudimos a suministrar nuestros productos —responde Erika empleando un tono mucho más grave del habitual, tratando de camuflarse bajo el varonil aspecto que nos disfraza. Al mismo tiempo que muestra brevemente su petate al guardia, decidida a lucir lo más sincera posible.

—¿Procedencia? —cuestiona ahora con una actitud más monótona, gracias a las excelentes dotes interpretativas de la joven guerrera.

—La Tierra —responde profiriendo una ruidosa tos que motiva al guardia a abrirnos paso al fin.

—Bienvenidos a casa —nos desea apartándose del camino para permitirnos atravesar la gigantesca puerta de oro labrada por entero con el más fino de los diseños. Atestiguando con su gloriosa majestuosidad que este lugar ha sido construido por fuerzas plenamente sobrenaturales.

Incluso a través de ellas puedo percibir parte de lo que se esconde al otro lado, pero solo cruzamos cuando estas se abren de par en par, siendo sobrecargada de inmediato por el entorno. Caminando a través del puente de piedra que parece dar paso al verdadero centro urbano de Anfor, me embebo de cada detalle olvidando casi por unos instantes mi cometido. Aunque es de noche, el aroma de la comida proveniente de las casas rústicas que pueblan cada rincón, otorga un ambiente cálido. Algunos pequeños ángeles corretean detrás de sus amigos entre sonoras risas, mientras que otros más mayores pasean del brazo de sus hijos o quizá incluso sus nietos.

Light - Saga ángeles y demonios I.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora