Capítulo 5: Ángeles y demonios.

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Dedicado a Sara2505

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Dedicado a Sara2505

Sintiendo los párpados tremendamente pesados hago mi mejor esfuerzo por abrir los ojos, a medida que la confusión y un punzante dolor de cabeza me sobrevienen. Examinando el entorno hago pequeñas afirmaciones a la espera de recuperar del todo la lucidez. En primer lugar reconozco la habitación y la cama en la que estoy recostada. La cálida luz que se cuela por la ventana me da a entender que está atardeciendo, aunque es imposible averiguar cuántas horas llevo dormida.

Entonces descubro asombrada al inesperado intruso que ha acercado la mecedora para situarse junto a mí, y que probablemente agotado de sus largas horas de vigilancia ha caído rendido por el sueño. Con sus enmarañados cabellos rubios y la misma ropa que vestía durante la fiesta, presenta un ceño fruncido que muestra como la preocupación no lo deja libre ni cuando descansa. Está tan cerca que estirándome un poco podría llegar a tocar su mano, que reposa entumecida sobre el brazo de la silla.

Pero imponiéndome a dichos deseos me siento en la cama, mientras todo lo sucedido se arremolina a mi alrededor. La visualizo a ella, hermosa a la par que despiadada, arrebatándome la vida. A este joven salvándome y cuidando de mis heridas, esperando el instante en el que finalmente despertase. Quiero confesarle lo que siento, lo agradecida que estoy con él, pero la mente se impone y antes necesito respuestas.

Mi vida ha sido puesta en riesgo, aún rememoro el dolor agudo que experimenté cuando los dientes del animal penetraron el gemelo, los gritos irrumpiendo a través de la neblinosa noche. Me llevo la mano al labio inferior esperando encontrar una virulenta herida, sin embargo bajo las yemas de mis dedos solo hallo carnosa y suave piel. Apartando las mantas descubro que un elaborado vendaje envuelve la pierna, lo cual me lleva a discutir conmigo misma la lógica de lo que estoy a punto de hacer.

La nívea gasa presenta una mancha rojiza que atestigua la gran cantidad de sangre que he perdido, y la falta de dolor o siquiera una leve incomodidad puede justificarse con el suministro de un fuerte calmante. Pero mi psique continúa incitándome, y a pesar de tener que soportar la visión de una extremidad desgarrada, es mayor la necesidad de asegurar que no estoy volviéndome loca.

Así que me pongo manos a la obra para deshacer la cura, cada vez más cerca de donde deberían estar las marcas de los colmillos del can, incapaz de encontrar una explicación cuando encuentro una pierna sana y sin mácula. Rauda acudo al espejo examinando mi rostro, el cuello, las muñecas, cada área que debería encontrarse lesionada de algún modo tras lo sucedido y que misteriosamente no presentan siquiera un pequeño moratón.

Quizás haya sido el sonido de mi jadeante respiración o que el entorno se encuentra cargado con el miedo que me consume, pero al escuchar el chirrido de la mecedora, sé que ya no soy la única persona consciente en la habitación. Tratando de esconder mi vulnerabilidad lo contemplo aún somnoliento hasta que se percata de mi presencia fuera de la cama, de la ausencia del vendaje y sobre todo de mi expresión, que para él siempre resulta un libro abierto. Su rostro se inunda del alivio que siente, mientras yo me aprovisionó con desconfianza.

Light - Saga ángeles y demonios I.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora