Capítulo 6: El anillo de rubí

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Las intenciones habían sido declaradas y permitidas, las maletas fueron empacadas para ser llevadas a un largo viaje, el viaje hacia la tierra del ardiente sol: Xek. Ariana ya había viajado antes a dicha tierra vecina, dejando sus impresiones tanto buenas como malas en la nobleza y población; por lo que aprovechó en "enseñarle" a su hermana menor parte de lo que conocía sobre la cultura de Xek.

"En este lugar el calor y las joyas son lo más atractivo! Sin contar a los hombres de Xek, son tan..!"

"Ariana, ¿por favor vuelve al tema inicial?"-Suplicó la menor al desear evitar otra explícita y extensa charla sobre pectorales, a lo que Ariana sonrió antes de volver a recordar lo que impulsó esa charla en primer lugar-

"Claro~ En fin, como la buena hermana que soy~ te he preparado un vestido inspirado en la cultura de Xek, y no te preocupes que me he ocupado de cubrir lo necesario. ¡Vamos cámbiate!

"¡Aún seguimos en el carruaje!" Se quejó la segunda princesa al ver como la mayor se acercaba a ella con una mirada determinada y una caja pequeña en las manos. 

Pasaron horas antes de llegar  finalmente a la capital de Xek, usando el poco tiempo que tenían, ambas princesas portaban una ropa distintiva por sus telas finas, perfectas para el calor; tomándose también la ausencia del característico velo de Janeth, el cual fue "secuestrado" por Ariana por el momento con la excusa de proteger a "su querida hermana" del calor abrasador de Xek.

 "Deben estar cansadas por el viaje, princesas." 

Animadamente, el Rey Carlos de Xek, recibió con aquellas palabras, extendiendo sus brazos en señal de buena fe mientras que las princesas ofrecían sus respetos con una reverencia, a un lado del Rey se encontraba un atontado príncipe, el cual no podía apartar su mirada de la primera princesa, casi pasando por alto la presencia de la segunda, sus pensamientos solo fueron interrumpidos cuando la mayor habló en representación de las dos.

"Les agradecemos la cálida bienvenida, venerable Rey Carlos de Xek. Famoso Príncipe Akelade"


Sin tomarse ni un momento más, a pesar de faltarle el respeto a su padre, el príncipe Akelade se acercó a Ariana, sin importarle lo evidente que era su "Atracción" hacia la princesa, sus mejillas sonrojadas lo dejaban en evidencia al hablarle; lo que solo provocó que la segunda princesa intercambiara miradas con el Rey a manera de indicarle que no había problema. 

"P-princesa Ariana, esperamos que disfrute- digo, que disfruten ambas el banquete que preparamos esta noche." 

"Gracias, Príncipe Akelade."
 

Decidió tomar por omisa la mirada tan obvia del príncipe hacia ella, Ariana ya tenía en mente a quien venía a buscar, y el príncipe Akelade no era la persona indicada. Antes de que el príncipe pudiera pedirle hacerle compañía, el Rey lo tomó de la punta de la oreja, llevándolo entre regañizas al encomendar el bienestar de las princesas a los sirvientes cercanos, ordenando que las llevaran al salón de banquetes.

Ariana solamente reía para sus adentros al ver la actitud del príncipe, sin embargo la mente de Janeth parecía estar en otro lugar, cuando Ariana tomó su mano, despertó.

"Jane, ¡vamos al banquete! De por sí ya hace demasiado calor aquí." 

"Ah... De hecho, hermana, quería decirte que quiero aprovechar nuestra corta estancia en este reino para poder ver algo que leí en un libro hace un tiempo."


¿Algo que leyó en un libro? La curiosidad de Ariana no pudo evitar dispararse, normalmente su hermana la seguía sin poner resistencia, verla separándose de su lado por buscar un "algo", era nuevo, aunque le desagradaba. Sin embargo, no quería lucir entrometida frente a otras personas, además, si se separaban, las posibilidades de encontrar al príncipe que buscaba y seducirlo para obtenerlo como joya eran mayores; tomando en cuenta el hecho de que no pudo 'consumar su trato' con el duque la primera noche por culpa de la presencia de su hermana. 

"Hah~ Bueno, toma a algún caballero y ten cuidado, vuelve antes del banquete nocturno o ambas estaremos en problemas" 

"No me tardaré, volveré lo antes posible."

Ahora, ¿Qué caballero sería el adecuado? Ariana conocía a casi todos por sus entrenamientos, no podía dejar que cualquiera de ellos escoltara a su hermana a un lugar alejado, "Con lo inocente que es, cualquiera de ellos podría seducirla." Como siempre, tomaba a su hermana como alguien tonto que necesitaba su ayuda constantemente, una pequeña cosita que la seguiría para siempre. No podía permitir que cualquiera rompiera ese lazo, y con ese pensamiento en mente señaló al único caballero que insistía en portar su armadura.

"Ve con él." 

Sir Eliah, el "caballero marcado", era conocido por su aparente temor a las mujeres; no había mucama que le hubiera visto sin su armadura, corriendo el rumor de que podía estar con aquella armadura aunque hubiera un clima abrasador. Sin embargo en una ocasión una mucama logró ver parte de su rostro, describiendo una larga herida en la zona de su ojo, una marca que parecía no borrarse. Ariana múltiples veces habría intentado ver el rostro del caballero, esperando descubrir algún tesoro, pero tras fallar múltiples veces y escuchar que el caballero "era solo un sujeto promedio" decidió rendirse. 

"Un tipo promedio con una marca en el rostro" No atraería la atención de nadie, Ariana pensó y llegó a la conclusión de que era el indicado para acompañar a su hermana; sin tomarse el tiempo de preguntar a Janeth si estaba de acuerdo con aquella decisión, se despidió antes de ser guiada hacia la sala del banquete.

Janeth se quedó callada por unos momentos, ya se había acostumbrado a las faltas de respeto que cometía su hermana en contra suya constantemente, pero se lamentaba que Sir Eliah tuviera que pasar por lo mismo.

"... Sir Eliah, no tiene que acompañarme si no lo desea. Además, portando esa armadura de cuerpo completo en este clima debe ser una tortura, vaya a refrescarse, por favor."

"... No, la acompañaré." 

Aparentemente era una persona de pocas palabras, Janeth suspiró elevando un poco la mirada y entrecerrando sus ojos ante la brillante armadura. Sería una tarde larga.

Ante todo esto, ¿Qué quería ver Janeth?, era simple: Cada cierto tiempo en la capital de Xek se abría una feria de múltiples objetos encontrados y subastados por el gremio de comerciantes, se podía encontrar desde joyas hasta objetos mágicos, supuestamente. "Un objeto mágico" era lo que buscaba ella. 

Es bien conocido que todos los descendientes del Emperador Jaider de Arbezela poseían una cierta cantidad de maná para manipular, siendo la princesa Ariana la portadora con mayor fuerza: La magia de la luz, magia que utilizaba para fortalecer su arma en batalla. Cada hermano poseía una representación diferente de su maná, dependiendo de ellos si era abundante o no. Janeth no había contado con entrenamiento en maná todo el tiempo previo a su estancia en el palacio imperial, por lo que sabía que necesitaría una manera de despertar ese poder. 

¿Por qué? Era un secreto muy bien guardado que solo ,en ese momento, tres personas conocían; pero si Janeth deseaba que lo que deseaba pudiera rendir frutos, requería ayuda de un objeto mágico para despertar su potencial y recobrar los años perdidos de entrenamiento.

Pasó una media hora hasta que pudieran llegar a aquella zona de la ciudad, la princesa y el caballero caminaban a paso lento; Janeth observaba con atención cada detalle de los objetos que ofrecían, sus dedos trazaban las marcas que se formaban por el pasar del tiempo y el óxido en aquellas baratijas, lo que confundió al caballero después de ver como en un largo rato, los brazos de la princesa estaban cargando una enorme bolsa.

"Princesa, no quiero ser entrometido pero, ¿por qué compra esas baratijas?"

"Por que en unos meses, tendrán un valor mayor, al menos así será una vez que descubran su origen, si es que no lo han descubierto ya."

La respuesta tan directa como una bala sorprendió al joven, ¿era la misma princesa que no pudo negarse ante su hermana?

"¿Cómo lo sabe?"

Al Janeth recordar quien la acompañaba, volvió a alzar aquella fachada de incredulidad, respondiendo ahora con un tono infantil para contrarrestar su respuesta anterior.

"¿Oh? A-Ah.. Bueno, lucen lindos y.. ¿Quizá en un tiempo por su belleza le agraden a alguien de dinero?"

𝗥𝗼𝘆𝗮𝗹 𝗞𝗮𝗿𝗺𝗮 | Las joyas de la princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora