Capítulo 8: Estas donde perteneces

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Krist POV

Mis ojos se sentían pesados. No podía recordar por qué. Luché para abrirlos, pero nada.

¿Dónde estoy?
¿Dónde está Singto?
¿Por qué no puedo abrir los ojos?

—Shhhhh, está bien, Krist. No te preocupes. Te tengo.

Es la voz de Gxxod.
¿Por qué Gxxod está aquí?

—¿Gxxod?

Unos dedos anormalmente cálidos apartaron el cabello de mi rostro y me estremecí mientras la piel de gallina cubrió mi cuerpo. No precisamente por placer.

—Sí, estoy aquí —Murmuró y continuó jugando con mi cabello.

—¿Dónde estoy? ¿Por qué no puedo abrir los ojos? —El pánico en mi voz fue evidente.

—Estás conmigo ahora. Donde perteneces. Donde siempre has pertenecido. Has sido mío desde el momento en que te elegí, cuando éramos solo niños. Y en cuanto a tus ojos, podrás abrirlos pronto. Tu cuerpo humano tiene dificultades para tratar con el viaje; lamento eso. —Nada de lo que decía tenía sentido.

—No entiendo.

—Sólo descansa. Te sentirás mejor pronto.

Utilicé cada onza de fuerza en mi cuerpo luchando sin fin para abrir mis ojos. Pero no ocurrió nada. Todo quedó oscuro. Hasta qué, exhausto, me adentré en la oscuridad.

Parpadeando lentamente, levanté la mirada a lo que parecía ser gasa oscura. Estudiándola con confusión, noté que caía sobre la cama en la que estaba recostado. Giré mi cabeza para observar mí alrededor y noté que la iluminación era a causa de una tenue luz anaranjada. Me levanté sobre mis codos y me pregunté si esto era real o si era un sueño. Velas cubrían la habitación y hacían que la luz parpadeante bailara a través del techo. Las paredes eran de piedra, el cuarto estaba elaboradamente decorado con candelabros y una araña de cristal. Tenía que estar soñando.

Sacudí mi cabeza para despejarme, deslicé mi pie sobre el borde de la cama, notando por primera vez las sábanas de seda negra en las cuales estuve durmiendo. La enorme cama de hierro parecía fuera de lugar en esa habitación con paredes de piedra.

¿Dónde se supone que estoy y cómo llegué a este lugar?

Me senté allí, estudiando las pequeñas flamas enfrente de mí y me concentré en lo que podía recordar:

Estuve en el concierto de Singto.

Allí estaba una chica... una chica mala.

Una chica que Singto había consolado.

Oh... corrí y Gxxod me encontró.

Jadeando, salté de la cama y me di la vuelta, buscando una puerta. Esto no era un sueño. Necesitaba salir de allí. Algo no andaba bien. Gxxod me había raptado. Me drogó.

Espera... ¿Por qué tengo que ser una "reina" del drama y huir?

Antes de que mis nervios se volvieran locos, la pared de pierda a la izquierda de la cama comenzó a moverse y una puerta oculta se abrió.

Gxxod entró en la habitación vestido con sus habituales vaqueros y camisa polo. Parecía tan normal. Se parecía al mariscal de campo del instituto. Su cabello perfectamente despeinado como si tuviera estilo. Los ojos en los que una vez confié brillaban mientras se encontraban con los míos. Era tan difícil de creer que era malvado.

—Despertaste —dijo mientras cerró la puerta detrás de él.

—¿Dónde estamos? —Gxxod extendió las manos y sonrió.

Estamos predestinados [PERAYA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora